El fiscal Franco Servidio pidió la elevación a juicio de la
causa que investigó los malos tratos a los menores que asistían al Jardín
Tribilín de San Isidro .
Se trata del caso que fue revelado luego de que el padre de
una de las nenas que asistía al instituto escondiera un iPod en la mochila de
su hija en el cual quedaron registrados gritos, insultos, amenazas y golpes por
parte del personal del lugar hacia los menores.
En esta causa fueron acusadas por abandono de persona,
amenazas y lesiones las maestras Noelia Gallardo y Yanina Gogonza, junto a
Mariana Buchniv, Graciela Di Pasccuale, Vanina Diap y Noemí Núñez.
En su requerimiento, al que accedió LA NACION, el fiscal
consideró que el personal de Tribilín colocó "en peligro la vida y la
salud tanto física como psíquica de los niños".
Servidio sostuvo que los malos tratos se hicieron en
"extremos capaces de repercutir tanto en su vida como en la integridad
física y psíquica¬ de los mismos, al no prestarles la ayuda, vigilancia cuidados,
auxilio y contención necesarios para su desarrollo, educación, manutención,
preservación, e integridad de la salud llegando a agredirlos psíquicamente
mediante dichos amenazantes e insultos".
Teniendo en cuenta la grabación, los informes psicológicos y
las declaraciones incorporadas a la causa, el fiscal consideró que "se
encuentran reunidos los elementos probatorios suficientes para acreditar la
existencia del hecho punible".
QUÉ PASÓ CON LOS CHICOS
El pasado mes de septiembre, LA NACION habló con los padres de
varios de los menores que asistían al jardín, quienes contaron el difícil
proceso que tuvieron que atravesar, adultos y niños, para salir adelante.
"Mi hijo pasó de amar el agua a tenerle terror. Se
convirtió en otro nene. Era imposible entender las causas porque no sabía
hablar todavía", contó Valeria, mamá de F., uno de los nenes.
La situación fue difícil también para los padres de J., otra
de las nenas que iba a Tribilín. "Mi nuera tuvo que dejar de trabajar,
estuvo con ataques de pánico, sentía culpa de no haberse dado cuenta
antes", contó Patricia Speranza, abuela de J..
Así, todos los menores tuvieron secuelas de los malos tratos,
mientras que los padres tuvieron que afrontar el desafío de volver a confiarle
a otras personas el cuidado de sus hijos.
EL CASO
El hecho se dio a conocer en febrero del año pasado, cuando
Diego Hernayes, padre de una de las nenas, puso un iPod escondido en la mochila
de la menor para poder grabar todo lo que pasaba en el Jardín Tribilín. Así
quedó registrada una secuencia escalofriante de gritos, llantos y hasta golpes.
Las denuncias recayeron en Yanina Gogonza y Noelia Gallardo, dos de las
maestras y otras tres personas que trabajaban en la institución, ubicada en
O'Higgins al 500.