Es una de las propuestas gratuitas que ofrece el programa municipal Juventud Prolongada. Las clases son los viernes, a las 14, en el predio ubicado en Elcano y el río, Martínez.
En un salón con vista al
río, alrededor de 60 abuelos bailan en la clase de rock y siguen al profesor
que, frente a ellos, mueve las piernas y brazos al ritmo de canciones clásicas de los ’70. Esa es la imagen en una
de las actividades que organiza el programa municipal Juventud Prolongada de
San Isidro y por el que, alrededor de 800 adultos mayores, se acercan todos los
días al predio de Puerto Libre (Elcano y el río, Martínez).
Bailando solos o en pareja,
con estilo propio o copiando al profesor, todos en el salón participan de la
actividad. Victorina Machado, con pantalones floreados, sonríe mientras se
mueve con muy buen ritmo. “Empecé hace 6 meses y todavía estoy aprendiendo. Es
maravilloso, es una descarga increíble; esto es diversión, acá nos
distendemos”, comenta. Parado junto a ella, su pareja de baile Víctor Ramos, un
poco agitado, dice: “Me gusta el rock porque es rápido y fuerte; así libero
energías”.
La clase, a cargo de Jorge
Belarte, dura una hora y se repite todos los viernes a las 14. El profesor
explica que “se enseña un paso básico un poco modificado, más fácil, para
adaptarlo a su edad”; aunque en la pista, la técnica y actitud de los abuelos
no parece tan fácil de imitar.
Un ejemplo es Nelly Amalia
Gutiérrez, que tiene 84 años y hace uno que aprendió a moverse al ritmo del
rock. “Me encanta bailar. Me siento feliz y creo que me sale bastante bien
–dijo sonriendo-. A la gente que no se anima le digo que venga, que aprenda a
disfrutar la vida, que acá la pasamos muy bien.”
Después de terminar de
bailar con el profesor, Argentina Gil, de 87 años, que lucía un colorido
vestido largo, acota: “Esto es algo divino, increíble. Además, el lugar es
precioso, un paraíso”. A su lado, Belarte resume: “Se suman porque les encanta;
el rock es alegría y diversión”.