El miércoles pasado, 2 de
abril, el Centro de Desarrollo Infantil y Estimulación Temprana “El Nido”, se
iluminó de azul, color con el que se identifica al autismo.
El Nido se iluminó de azul
“El autismo es una
discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros
años de edad. La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y
tiene un terrible impacto en los niños, sus familias, las comunidades y la
sociedad”, se lee en la página web de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
Desde 2008, la ONU
estableció el 2 de abril como el Día Mundial de Concientización sobre el
Autismo para reafirmar la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los
niños y adultos con este trastorno del desarrollo. El Municipio de San Isidro
adhirió a esta iniciativa internacional y, el miércoles pasado, el Centro de
Desarrollo Infantil y Estimulación Temprana “El Nido” se iluminó de azul, color
con el que se identifica al autismo.
Sobre esta propuesta,
Ricardo Gross, coordinador del Centro Municipal para la Inclusión de las
Personas con Discapacidad Una Mirada Distinta (UMD), destacó: “El año pasado se
hizo en el Teatro del Viejo Concejo; para esta oportunidad se eligió a El Nido
porque allí se atienden chicos con espectro autista. El objetivo es, sobre
todo, destacar que para lograr un diagnóstico precoz es importante que los
padres, médicos y maestros estén atentos a los distintos síntomas que presentan
los chicos”.
Romina Kulberg, médica
pediatra de El Nido, contó que los niños con esta patología que llegan al
centro son evaluados desde una mirada interdisciplinaria profesional: “Se hace
un diagnóstico orientador y presuntivo, y después se define cómo va a abordarse
su tratamiento desde todas las áreas como la médica, psicológica, terapia
ocupacional y musicoterapia, entre otras”.
La médica destacó el rol
fundamental que cumple la familia para avanzar con el seguimiento del niño. “Lo
primero que encuentran los padres acá es contención. Además, se les detallan
las fortalezas y debilidades de sus hijos; y sobre esa base, se hace un
tratamiento a medida del niño teniendo en cuenta sus necesidades y
posibilidades”.
Kulberg también sostuvo que
es importante atender las preocupaciones de los padres porque la mayoría de los
chicos llegan al Centro porque sus papás vieron que sus hijos no hacían lo que
deberían para su edad como, por ejemplo, no sonríen, evitan la conexión visual
y no les interesa la realidad que los rodea.
Laura Rodríguez, psicóloga
en El Nido de chicos con espectro autista, se refirió a la contención que debe
recibir el niño: “Lo más importante es respetarlo; algunos no pueden
comunicarse por las vías que habitualmente lo hacen los demás por eso el terapeuta
tiene que establecer un vínculo con él para que aprenda que hay otras formas de
hacerlo y efectivamente el niño pueda empezar a hablar a su manera. Nunca hay
que invadirlo sino que se lo va ayudando.”
Realizar un tratamiento
precoz es muy importante. Kulberg explicó que cuanto más temprano, mejor. “Los
cambios que se logran son importantes. Lo ideal es intervenir antes del primer
año para que aprehenda capacidades distintas e incorpore ciertos hábitos que le
costaría mucho adquirir sin esta estimulación especial”.
En El Nido, donde se atiende
a chicos de 0 a 6 años, trabaja un equipo interdisciplinario conformado por las
especialidades: Fonoaudiología, Estimulación Temprana, Kinesiología,
Musicoterapia, Psicología, Psicopedagogía, Terapia Ocupacional, Evaluación del
Desarrollo a través de tests formales (Bayley, Battelle, K-BIT, entre otros).
A partir de los 6 años, los
chicos continúan el tratamiento en otras entidades especializadas. Gross habló
sobre la importancia del trabajo en red que realiza el Municipio a través del
Colectivo de Instituciones de Discapacidad, iniciativa por la que se agrupa al
UMD junto a otras 22 instituciones que trabajan en San Isidro para desarrollar
políticas que mejoren la calidad de vida de las personas con discapacidad en el
distrito. “A través de este trabajo conjunto se logra, por ejemplo, que los
chicos con autismo puedan continuar el tratamiento en otra institución como es
Creciendo con los Ángeles”, señaló Gross.
El director de la Fundación,
Jorge Marincioni, explicó que ellos trabajan con chicos y jóvenes de 6 a 25
años. “La idea es que tengan un doble abordaje, uno grupal y otro individual.
Los chicos que vienen son los que no van al colegio. La familia es el motor de
nuestros trabajos y cómplice de nuestras acciones. También es importante el
apoyo de la comunidad. El autismo es una patología del desencuentro con el otro
por eso nosotros tenemos que convocar a ese encuentro permanente con toda la
sociedad”, concluyó.