Immaculée Ilibagiza tenía 22 años cuando una guerrilla mató a 800 mil ruandeses en 1994. Para mantenerse con vida, se escondió durante tres meses en un baño con otras siete mujeres. Esta mañana dio una charla ante más de 900 jóvenes en el Colegio San Juan el Precursor.
Immaculée Ilibagiza con el Padre Pepe
“Estoy
realmente emocionada. Es el mejor recibimiento que me han hecho hasta ahora”,
dijo Immaculée Ilibagiza, mientras casi mil jóvenes la aplaudían de pie, con
música ruandés sonando de fondo, al ingresar al salón Papa Francisco del
Colegio San Juan el Precursor, en el bajo de San Isidro.
Ilibagiza
es una de las sobrevivientes del genocidio de Ruanda de 1994, en el que asesinaron
a toda su familia y amigos. Durante tres meses estuvo escondida en un baño, de
un metro por metro y medio, junto con otras siete mujeres. Logró sobrevivir y
hoy viaja por el mundo contando su experiencia y dando un mensaje de esperanza,
perdón y fe.
Esta
mañana brindó una conferencia en el colegio sanisidrense para más de 900
alumnos de cuarto, quinto y sexto año de 21 escuelas del distrito. Estuvieron
presentes Fernanda Nuevo de Posse; Carlos Castellano, presidente del Concejo
Deliberante de San Isidro; y funcionarios y autoridades municipales. El ex
presidente Fernando de la Rúa con su mujer, y el padre “Pepe” Di Paola, recién
llegado de Israel donde estuvo con el Papa Francisco, también se acercaron al
colegio para escuchar el testimonio de Ilibagiza.
Más de 900 jóvenes escucharon la conferencia
“Hoy
vengo a transmitirles a todos los jóvenes el mensaje de que tienen un Dios que
los ama y que está con ellos; que, no importa lo que les pase, tienen que
aferrarse a la esperanza y acudir a Dios siempre que lo necesiten. Me encanta
dirigirme a los jóvenes, por el empuje y la claridad que tienen. Están muy
abiertos a escuchar”, destacó Ilibagiza antes de iniciar la conferencia.
Fernanda
Nuevo sostuvo que la historia de Immaculée es un ejemplo de vida para toda la
comunidad de San Isidro: “El amor hacia Dios y su fe es lo que la sostuvo con
vida. Hoy la violencia está atacando al mundo, en todos los ámbitos, y hay que
erradicarla. Su mensaje de paz y esperanza nos tiene que servir de guía para
lograr una sociedad mejor. Es muy bueno que se dirija a los jóvenes”.
“Estamos
muy contentos de recibirla en San Isidro y agradecidos de que pueda compartir
con la comunidad su experiencia de vida que promueve tanta esperanza y fe. Nos
muestra que el camino de la humanidad es el camino de la paz social, el respeto
y la tolerancia. Es un orgullo poder compartir con ella esta jornada”, afirmó
Castellano.
El Padre Pepe, Carlos Castellano, Immaculée Ilibagiza y Fernanda Nuevo
Acerca de Immaculée Ilibagiza
Nació en 1972 en Ruanda. Pertenece a los tusti, minoría étnica en su país. En 1994, cuando tenía 22 años, escuadrones de la etnia hutus, facción que había tomado el poder, comenzaron tres meses de asesinatos múltiples de tutsis en todo el país. La familia entera de Immaculée fue asesinada. Ella quedó escondida en un baño, de un metro por un metro y medio de un pastor local, junto con otras siete mujeres. Pasó 91 días allí, pesaba 52 kilos al entrar y 32 cuando acabó el encierro. No hubo ni un momento en que no pensara que sería el último de su vida y que sería encontrada por sus enemigos.
La pequeña nación centroafricana vivió ese año un infierno de 100 días en que más de 800 mil personas fueron asesinadas a punta de machetes, garrotes y armas de fuego, en una carnicería conocida como el Genocidio de Ruanda y del cual ella es una de las pocas sobrevivientes.
Immaculée no sólo perdió a sus padres y a sus hermanos tras la guerra en Ruanda. También a sus amigos, sus compañeros de universidad, su casa, sus recuerdos de infancia y sus sueños.
Han pasado 20 años de ese episodio y hoy vive en Nueva York, está casada, tiene dos hijos adolescentes y tras relatar su historia en el libro Sobrevivir Para Contarlo, de 2006, ha podido recuperar parte de su vida. Al menos, los deseos de vivir y la capacidad de darle sentido a su existencia. Lo hizo tras un largo proceso de sanación que le permite decir que ha perdonado a los hombres que quisieron matarla y que aniquilaron a su familia.
Hoy trabaja como oradora profesional, viajando por el mundo para compartir su fe, su sabiduría y sus experiencias con todo el que quiera escucharla.