Día del Maestro - jueves 11 de Septiembre Mensaje Mons. Oscar Ojea - Obispo de San Isidro - MUNDO NORTE

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08/09/14

Día del Maestro - jueves 11 de Septiembre Mensaje Mons. Oscar Ojea - Obispo de San Isidro

Con motivo de celebrarse el jueves 11 de septiembre el Día del Maestro, Mons. Oscar Ojea, en sus habituales mensajes grabados, saluda a todos los maestros, de forma especial a todos los que trabajan en la diócesis de San Isidro, valorando desde su mensaje, el esfuerzo, la dedicación y la entrega de todos los días.
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En este día del maestro, mi corazón quiere agradecer particularmente a todos los que trabajan en nuestra diócesis, que tiene tantos colegios, que tiene tantos centros, de Cáritas, donde se enseña, donde se trabaja, en una proximidad, en una cercanía, con nuestros chicos, con nuestros jóvenes.

Yo quería agradecer de todo corazón, lo que cada maestro, cada docente, cada profesor, entrega cada día, por los niños y por los jóvenes.
Dar conocimiento es dar vida. El maestro da la propia vida. Es la vocación de Jesús. Es compartir la vocación de Jesús.
Transmitir todo lo que se sabe y transmitir la experiencia de vida.
Es prolongar la propia familia, porque el maestro, además de tener que atender su propia familia, extiende su amor, es una vocación de amor, a todos los chicos y jóvenes que se cruzan en su camino y que necesitan de su ciencia y de su persona. Es como tener una gran familia.
La vocación docente es una vocación de amor. Es la entrega del tiempo. La entrega de la vida. Y esto se va acumulando a través de muchos años en un crecimiento de amor a la vocación.
Lamentablemente, en nuestro país, no se reconoce del todo la vocación docente. No se la reconoce efectivamente.
Yo querría, en este día, aportar desde el corazón, todo los que le debemos.
Su tenacidad, su perseverancia.
La capacidad de contener situaciones dificilísimas en nuestros chicos y en nuestros jóvenes.
La plasticidad para poder ver situaciones nuevas, adaptarse a situaciones nuevas.
Hoy, el maestro, se tiene que alejar de los planteos formales para poder concentrarse en cada persona, en cada chico, en cada joven, para poder entender la problemática que traen, desde sus casas, desde sus faltas de afecto familiar, muchas veces. Desde la situación concreta de sus papás.
Muchas veces al maestro le pedimos mucho. Y no puede darnos todo lo que le pedimos.
Decía, con tristeza, que no está suficientemente reconocida la vocación.
También es verdad que nuestros institutos de capacitación docente no tienen tantos alumnos. Es como si la vocación misma se hubiera depreciado.
Creo que nosotros como iglesia, y siguiendo el Evangelio, tenemos que hacer un esfuerzo grande por volver a poner en su lugar la dignidad y el reconocimiento al valor y a la necesidad que tenemos del maestro. Del maestro integral, del maestro que pesque la realidad de cada alumno y del maestro que deje esa huella profunda en el corazón.
Que nosotros, los mayores, sabemos reconocer en aquéllos que en nuestra vida han dejado una marca imborrable.
Renuevo, entonces, el agradecimiento. Pido para ustedes una bendición especial en este día. Para ustedes, para sus familias.
Que el Señor bendiga la entrega de cada día y bendiga el amor con que ustedes hacen la tarea de todos los días.
Feliz Día del maestro.

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