"El Martin Fierro lo decía, "Más Dios ha de permitir, que esto llegue a mejorar; pero se ha de recordar, para hacer bien el trabajo, que él fuego pa calentar, debe ir siempre por abajo".
Vivimos el inicio de una etapa de descrédito de la política, sus dirigentes y sus militantes. Una etapa donde tener ideales, valores y convicciones nos convierte en sujetos de sospecha. La ola de banalización que se impone persigue el objetivo de instaurar, por muchos años, un gobierno de saqueo de los recursos naturales, pérdida de soberanía a través del exhorbitante endeudamiento, pobreza y exclusión. Una vez más se intenta imponer este proyecto de país excluyente y una vez más es la militancia quien debe dar testimonio de entrega a una causa popular, una vez más está llamada a cumplir su mandato histórico.
En los '90, auge neoliberal, Antonio Cafiero reflexionaba sobre este desafío y apuntaba algunos consejos, "Pasó la hora de la figura prototípica del militante mitológico, de los que con tanta entrega y generosidad nutrieron a nuestro Movimiento y dieron su vida por él. Hoy vivimos un tiempo en el que se hace necesario la creación de un espacio diferente, en el cual cada uno haga culto anónimo de un "heroísmo cotidiano" capaz de desafiar los códigos culturales del no compromiso y de la presunta decadencia de la política y de los políticos. Que nos conduzca a recuperar el sentido último de las grandes causas colectivas. Que nos permita retomar las discusiones fraternas entre compañeros. Que nos anime a recomponer la filosofía comunitaria de la vida. Que nos obstine para restituir el espíritu solidario de la existencia. Que nos enamore como los días del sueño justo, libre y soberano". Feliz día del militante y Viva Perón".
