Mientras que los indicadores
económicos y sociales muestran una crisis muy profunda, el Senado sigue
demorando la sanción de las leyes que envió el gobierno. Hasta que no se
encuentre la manera de romper con las prácticas políticas vetustas y
tradicionales que bloquean las reformas, no habrá manera de salir de la
decadencia.
En paralelo y en sentido
contrario, en el Senado el tratamiento de la Ley de Bases y
la reforma tributaria sigue empantanado. De manera sigilosa, pero efectiva,
la oposición viene difiriendo su sanción al solicitar muchos y variados cambios
que incluyen hasta la incorporación de nuevos temas. Esto, de concretarse,
llevará a que los proyectos vuelvan para su consideración en la Cámara de
Diputados. Se trata de un proceso tortuoso que denota que en una parte del
sistema político sigue prevaleciendo una férrea defensa del statu
quo.
¿Cuál es el contexto en el
cual el Senado demora las reformas? Según el INDEC y la
Secretaría de Trabajo de la Nación se observa que en el primer trimestre del
2024:
- La actividad económica cayó un 5,2% respecto
al mismo período del año anterior.
- El salario real de los trabajadores
formales cayó un 9,2% respecto al mismo período del año
anterior.
- El salario real de los trabajadores
informales cayó un 36,1% respecto al mismo período del
año anterior.
Estos datos muestran que el
deterioro productivo es muy profundo lo que deriva en una gran caída de las
remuneraciones de los trabajadores. El nivel de producción registrado en el
primer trimestre 2024 es similar al del primer trimestre 2021, cuando se salía
del confinamiento por la pandemia. La caída del salario real de los
trabajadores es fuerte pero mucho más lo es el de los trabajadores informales
que, en general, son los ingresos laborales de las familias pobres o cerca de
serlo. En este contexto, resulta muy riesgosa la actitud refractaria
que viene prevaleciendo en el Congreso.
La manifestación más visible
es el tratamiento tortuoso que en el Senado se le está dando a la Ley de Bases
y a la ley tributaria. También hay evidencias de actitudes que
presionan a favor del statu quo en la Cámara de Diputados. Por ejemplo, un
grupo de diputados impulsa proyectos orientados a forzar por ley la reversión
de cambios que el Poder Ejecutivo realizó en el uso de sus facultades. Se pide
por ley el restablecimiento del Fondo Nacional de Incentivo de Docente (FONID).
Esto es que el Estado nacional vuelva a pagar una porción menor (7%) del
salario docente de las provincias. Por el contrario, es imprescindible darle al
gobierno las herramientas legales que pide para luego exigirle que rinda
cuentas por los resultados que surgirán en el uso de esas herramientas, más que
bloquearle las iniciativas.
De esta situación no se sale
con conductas extravagantes y rutilantes como las que despliega el presidente.
Tampoco encarando la relación con las provincias de la manera tradicional. Esto
es, desde una posición de antagonismo para luego negociar apoyo a iniciativas
nacionales a cambio de recursos para las provincias. Se necesita un
enfoque más innovador, disruptivo y fundacional convocando a las provincias a
rediscutir –en su carácter de fundadoras del Estado nacional– un pacto de
coordinación tributaria y funcional para el ordenamiento del Estado nacional y
los Estados provinciales con sus municipios. El objetivo debe ser unificar
impuestos, reemplazar la coparticipación por la correspondencia fiscal (cada
jurisdicción recibe los impuestos que genera) y el ordenamiento funcional (el
Estado nacional no se involucra en funciones provinciales y municipales).
Para salir de la decadencia se necesitan transformaciones profundas. El nuevo llamado que hizo el Presidente en Córdoba a mantener activa la agenda de Mayo es el camino correcto. Para lograrlo es clave un dialogo maduro, honesto e innovador con los gobernadores que tenga la suficiente consistencia y operatividad para sobreponerse a las viejas y vetustas prácticas que siguen presentes en el Congreso.
FUENTE: IDESA