Raul Alfonsín: Pascuas, violencia y democracia - MUNDO NORTE

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31/03/13

Raul Alfonsín: Pascuas, violencia y democracia


Conocí a Raúl Alfonsín en los años 70.
Cuando la Argentina ingresaba en su período más oscuro, él orientó a miles y miles  de jóvenes, entre los que me encontraba, al compromiso y a la participación política lejos de la violencia y de las armas. Nos demostró día a día con su ejemplo y su tenacidad, que la lucha había que darla en la discusión, en el convencimiento, en el amor profundo a la idea de que una fuerza popular, democrática y progresista era el camino hacia la democracia. Y que el objetivo, era la democracia.

El decía siempre que la política era docencia. Y eso significa responsabilidad. Y miras amplias en el horizonte. El invitaba a soñar pero con los pies sobre la tierra, construyendo el camino, paso a paso.
Luego, a principios del 83, a los que lo escuchábamos en persona, Raúl Alfonsín nos inundaba del entusiasmo y la motivación suficiente para saber que la Argentina podía (y debía) superar años de autoritarismo y dictadura. Y nos transmitió que el trabajo era construir las bases de una democracia para siempre. Que esa iba a ser nuestra responsabilidad. Debíamos ofrecerle a los argentinos lo que él nos había hecho entender hacía en ese momento diez años. Una Argentina sin violencia, una Argentina democrática, una Argentina que pudiera  atender sus problemas actuales y a su vez diseñar su futuro.


Por eso, justo hoy domingo de Pascuas, en que se cumplen cuatro años de su muerte es bueno reivindicar la segunda línea que completa la frase (tan mal utilizada luego) de la idea con la que Alfonsín terminó su discurso del final del levantamiento militar de Semana Santa.
Muchos se quedaron con “La casa está en orden”, estoy seguro que la parte más importante es el remate habitualmente omitido “y no hay sangre en la Argentina”. Los que lo conocimos de cerca, sabemos lo que esto significaba para él, para su idea de responsabilidad como líder político, para su idea de cómo se tenía que construir esta refundación de la democracia argentina.
Mientras vuelvo a mirar ese video, veo a Cafiero aplaudir al lado del presidente, veo a todos sus ministros. Me veo.

Los contrastes son muchos con los que hoy nos gobiernan. No solo por su falta de compromiso en la lucha por los derechos humanos cuando cada acción salvaba vidas, sino también por el país que nos proponen hoy. Con la exaltación de la violencia y la agresión, con la falta de atención a los problemas reales, con la nula estrategia de futuro.

La actualidad que vivimos los argentinos me lleva día a día a una profunda reflexión sobre qué lugar tenemos que ocupar los que participamos activamente en la refundación de la democracia junto a Raúl Alfonsín. Los que sabíamos que era nuestra responsabilidad que esta vez la democracia fuera para siempre. Los que sentamos las bases contra viento y marea para que hoy, no solo la Argentina, sino la región hayan dejado atrás definitivamente la posibilidad de gobiernos de facto.

Alfonsín decía que la política era docencia. Los que aprendimos al lado de él siendo muy jóvenes tenemos que poner todo nuestro esfuerzo y saberes en la tarea de inundar nuevamente de entusiasmo y la motivación suficiente para saber que se le puede ganar a la mala política al escepticismo y al cinismo y entonces por fin lograr entre todos que la Argentina pueda desempeñarse a la altura de sus posibilidades.

Ese, es el mejor homenaje que le podemos hacer a Raúl Alfonsín.

Facundo Suárez Lastra

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