El Puerto
de Frutos fue el escenario donde se llevó a cabo la recreación del acto
que tuvo Jesús con los doce apóstoles en la última cena. Cientos de vecinos de
Tigre estuvieron presentes durante la ceremonia.
En una soleada tarde de jueves, los vecinos de Tigre se
acercaron al Puerto de Frutos y fueron testigos del lavado de pies encabezado
por el obispo de San Isidro, Monseñor Oscar Ojea. El evento consistió en emular
el acto que tuvo Jesús con sus doce discípulos en la última cena.
“Con muchísima alegría y en medio de un bello día de descanso,
compartimos esta ceremonia con una gran cantidad de vecinos que se han acercado
a este punto tan importante de Tigre. Hay una presencia humilde del jueves
santo, donde se refleja la idea de servir a los demás y así poder encontrar la
felicidad”, sostuvo Ojea.
El Monseñor se inclinó a lavar, enjuagar y besar los pies de
varias personas (trabajadores del puerto y turistas), mientras ellos
permanecieron sentados en las sillas colocadas sobre la vereda. Ojea se acercó
uno por uno y otorgó la bendición. Posteriormente se realizó la representación
del Vía Crucis sobre las calles.
El Puerto de Frutos, zona que adquirió mucho valor en los
últimos años, es uno de los lugares más visitados en Tigre. Allí, miles de
personas concurren para pasear, disfrutar del paisaje y comprar todo tipo de
accesorios para el hogar.
Teresa, residente de Tigre, se mostró feliz por asistir y
participar de la ceremonia e indicó: “Fue una experiencia muy fuerte. Me sentí
en paz en ese momento, una libertad que vengo esperando hace mucho tiempo. Por
eso agradezco que se haya hecho esta misa, las personas pueden acercarse y ser
contenidas por el Monseñor”.
Por su parte, el popular lavado de pies no sólo se realizó en
Argentina: El Papa Francisco practicó el ritual en una cárcel de Roma, Italia,
donde los principales protagonistas fueron doce presos. “Lavar los pies
significa decir ‘yo estoy a tu servicio’”, manifestó el sumo pontífice.