Hace 37 años, el 20 de septiembre de 1984 cuando el presidente Raúl Alfonsín recibía de Ernesto Sábato en la Casa de Gobierno, el informe final de la CONADEP sobre la desaparición de personas. El informe, titulado Nunca Más, representaba según Alfonsín un “aporte fundamental para que, de aquí en adelante, los argentinos sepamos cabalmente, por lo menos, cuál es el camino que jamás deberemos transitar en el futuro. Para que nunca más el odio, para que nunca más la violencia perturbe, conmueva y degrade a la sociedad argentina”
En aquellos tiempos de la vuelta a la
democracia y a solo cinco días de aquel histórico sábado 10 de diciembre, en el
que Alfonsín hablaba desde el balcón del Cabildo a una multitud incalculable
que vivaba la democracia y no podía creer que volvieran la libertad a la
Argentina y los militares a los cuarteles. Que simbolizaba la vuelta a la Democracia
en la República Argentina.
Ese jueves 15 de diciembre, hace 37 años atrás el presidente firmó el
decreto 187, un paso realmente tan audaz como ejemplar. Creaba la Comisión Nacional de
Desaparición de Personas (Conadep) a través de un texto muy breve en el que designaba a 16 personas de trayectoria intachable para que, en un lapso
de 180 días, recibieran denuncias sobre secuestros y centros clandestinos de
detención.
Esa
Comisión creada por el Decreto 187/83, y tenía las siguientes funciones:
- Recibir denuncias y pruebas sobre aquellos hechos y remitirlas
inmediatamente a la justicia si ellas están relacionadas con la presunta
comisión de delitos.
- Averiguar el destino o paradero de las personas desaparecidas, como
así también toda otra circunstancia relacionada con su localización.
- Determinar la ubicación de niños sustraídos a la tutela de sus
padres o guardadores a raíz de acciones emprendidas con el motivo alegado
de reprimir al terrorismo, y dar intervención en su caso a los organismos
y tribunales de protección de menores.
- Denunciar a la justicia cualquier intento de ocultamiento,
sustracción o destrucción de elementos probatorios relacionados con los
hechos que se pretende esclarecer.
- Emitir un informe final, con una explicación detallada de los
hechos investigados, al ciento ochenta (180) días a partir de su
constitución.
La
comisión se conformó por personas de reconocido prestigio en su labor
profesional.
Las
personas seleccionadas fueron
- Ernesto Sábato, un reconocido escritor y
físico progresista. Fue elegido presidente de la comisión por el resto de
sus miembros.
- Ricardo Colombres, abogado y ex rector de
la Universidad de Buenos Aires.
- René Favaloro, respetado médico y
creador del by pass coronario. Renunció en desacuerdo a que la comisión no
estuviese facultada a investigar los crímenes de la Triple A.
- Hilario Fernández Long, maestro e ingeniero.
Decano de la Facultad de Ingeniería y llegó a ser rector de la UBA.
- Carlos T. Gattinoni, pastor evangélico de la
Iglesia Metodista Argentina, fuertemente involucrado en movimientos de
derechos humanos.
- Gregorio Klimovsky, matemático y filósofo,
considerado uno de los mayores especialistas en epistemología.
- Marshall T. Meyer, rabino estadounidense,
ciudadano argentino y fundador del Seminario Rabínico Latinoamericano,
activo militante de los derechos humanos y fundador del Movimiento Judío
por los Derechos Humanos.
- Jaime de Nevares, monseñor y activo
defensor de los derechos humanos y del estado de derecho.
- Eduardo Rabossi, filósofo y activo
militante de los derechos humanos.
- Magdalena Ruiz Guiñazú, periodista radial.
A
ellos se sumaron tres representantes de la Cámara de Diputados, Santiago Marcelino López, Hugo Diógenes Piucill y Horacio Hugo Huarte, los tres
radicales, puesto que el Partido
Justicialista había elegido no participar de la CONADEP. En la misma
línea, el Senado Nacional con mayoría peronista, no eligió sus representantes.
Fue llamativa la No integración del justicialismo dicha comisión.
Luego 280 días de trabajo, la CONADEP redactó un
Informe Final, que más tarde fue publicado la Editorial Universitaria EUDEBA,
en el que reseñó una síntesis de su tarea. Al leer su Prólogo basta para tomar
dimensión de la gran y titánica tarea desarrollada por la comisión, y que tan
importante labor sólo pudo ser llevada adelante por la decisión de sus
integrantes y el contundente apoyo político del Presidente Raúl Alfonsín.
Este
informe final de la comisión recopiló las
denuncias sobre violaciones a los derechos humanos y fue entregado el 20 de
septiembre de 1984 al entonces presidente Raúl Alfonsín.
La Comisión funcionó entre diciembre de 1983 y
septiembre de 1984 y fue clave para el desarrollo del Juicio a las Juntas
Militares que condujeron la última dictadura argentina (1976-1983).
En
dicho Prólogo, que años más tarde durante la gestión peronista encabezada por
Kirchner pretendió reescribir queriendo reformular la historia, los miembros de
la CONADEP afirmaban, contraponiéndose a quienes afirmaban que esta no era más
que una estrategia de Alfonsín para garantizar la impunidad de los delincuentes
tras un Informe Final y pese a que el propio Presidente había sometido a Juicio
sumarísimo a los responsables de la represión, que ‘Nuestra Comisión no fue instituida para juzgar, pues para eso están los
jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los
desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional. Pero,
después un gran trabajo y de haber recibido varios miles de declaraciones y
testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de
lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas
documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más
grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje. Y, si bien debemos
esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar ante lo que
hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de lo que pueda
considerarse como delictivo para alcanzar la tenebrosa categoría de los
crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de la desaparición y sus
consecuencias, todos los principios éticos que las grandes religiones y las más
elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimientos y
calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos.’
La mayor parte de la tarea desarrollada por la
CONADEP y su Informe Final fueron utilizados por el Fiscal Julio César
Strassera en su acusación durante el Juicio a las Juntas Militares.
El
Presidente Alfonsín reconoció el trabajo de la Comisión y se refirió a ellos
diciendo que, “el país necesitaba en consecuencia este ejemplo de Uds. así como
necesita saber la verdad acerca de lo que pasó. Porque sobre la base de la
mentira o de la oscuridad no podemos construir la unión nacional, y solamente
sobre la base de la verdad y de la justicia es que podemos encontrarnos en la
reconciliación, tomados por qué no, de la mano de la bondad. Yo creo que lo que
Uds. han hecho ya ha entrado en la historia de nuestro país, constituye un
aporte fundamental para que de aquí en adelante los argentinos sepamos
cabalmente, por lo menos, cual es el camino que jamás deberemos transitar en el
futuro, para que nunca más el odio, para que nunca más la violencia perturbe,
conmueva y degrade a la sociedad argentina».
La
entrega del trabajo de la Comisión, un ejemplo al mundo, una vuelta de página
en la Argentina y fue un hecho de trascendencia internacional y hoy 37 años
atrás podemos decir que fue el primer paso y piedra fundamental para que el
NUNCA MÁS sea para siempre.
Lic.
Javier Argolo