Con la frescura y la
determinación de quien sabe lo que quiere, irrumpe en la escena Aylén López,
una joven de 26 años oriunda de Avellaneda que lleva el modelaje en su ADN
desde la adolescencia.
Lejos de los discursos prefabricados, Aylén se presenta con una honestidad arrolladora, revelando sus sueños, sus pasiones y una visión del mundo tan pragmática como audaz.
Desde los 13 años, las pasarelas y las producciones fotográficas han sido su
hábitat natural. Con una altura de 1,67 m, ha explorado diversas facetas de la
profesión, sintiéndose especialmente cómoda en el modelaje comercial, la
lencería y el erotismo. "Me gusta bastante lo erótico y la lencería",
afirma sin rodeos, dejando claro que no le teme a explorar su sensualidad como
una herramienta de trabajo y expresión.
Su inspiración tiene nombre y apellido: Carolina "Pampita" Ardohain.
Pero su admiración va más allá de la exitosa carrera. "Carolina me gustó
siempre, aunque hay mejores. Me gusta como persona y como modelo",
confiesa, valorando la integridad y la calidad humana detrás de la figura
pública.
Cuando se le pregunta por sus metas, Aylén demuestra tener los pies bien sobre la tierra y la mirada en un objetivo muy concreto. ¿Su sueño para lo que resta del año? "Cerrar con un auto", responde con una sonrisa pícara, y añade el detalle que revela su ambición: "Una Ram".
Esta misma franqueza la lleva a hablar sobre temas que muchos considerarían
tabú. Ante la posibilidad de incursionar en la actuación, su mente vuela hacia
un terreno inesperado: el cine para adultos. "Lo pensé, pero no me animé
todavía", admite. Sin embargo, traza una línea clara: "No quiero Only
y esas cosas, prefiero algo más power y ver la plata en el momento".
Una declaración que la define como una mujer de negocios, directa y enfocada en resultados tangibles.
Esta actitud de control y poder se refleja también en su vida personal.
Actualmente soltera, Aylén responde con una frase cargada de filosofía:
"Estoy sola porque la vida me quiere así". En la intimidad, su rol es
claro: "Domino yo siempre", asegura con firmeza.
Hoy, su principal fuente de ingresos es la venta de indumentaria femenina, masculina y lencería, un emprendimiento que maneja con la misma versatilidad que demuestra en su carrera como modelo. Su meta, como ella misma lo admite, es progresar económicamente, pero siempre bajo sus propios términos.
Atrás quedaron los anhelos de fama por la fama misma. "Antes sí quería ser famosa, hoy por hoy me da lo mismo. Si se da por algún motivo, bueno, y si no, todo ok". Esta madurez la posiciona en un lugar de autenticidad.
Aylén López no es solo una cara bonita o una figura perfecta; es el reflejo de una nueva generación de mujeres que no piden permiso, que toman el control de su narrativa y que no temen decir en voz alta lo que desean, ya sea una camioneta de alta gama o la exploración de nuevos horizontes profesionales, por más audaces que parezcan. Sin duda, una personalidad para seguir de cerca. Aquí su instagram.
Agradecemos al productor y mánager Claudio Aval por facilitar ésta nota.
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