Mucho se habla hoy en día de los
precios cuidados, incluso algunos dudan de su existencia o funcionamiento, sin
embargo no son una novedad ya que como la mayoría de las cosas modernas, su
origen es muy antiguo.
Desde las épocas del trueque los
campesinos comenzaron a sentirse estafados al cambiar sus ovejas por una bolsa
de granos, semillas y legumbres por lo que empezaron a meter copos de algodón
entre los rebaños para hacer bulto (algo que se trasladó luego a la apariencia
personal del campesino para mostrarse “mas hombre”) y así mezquinar algún
animalito, para peor no solo el pago en semillas era escaso sino que además los
hombres lo malgastaban tal cuenta la historia de Yacob El Chizit precursor de los juegos de azar al utilizar los
porotos para llevar los tantos en el chinchón y el truco, enfurecida por ello
su mujer Activila armó un gran
alboroto tragándose algunas semillas en señal de protesta y sin quererlo
descubrió el remedio contra el tránsito lento. Como buena mujer divulgó el
chisme a tal extremo que hordas de señoras estreñidas pusieron en jaque el
sistema de pagos por el desabastecimiento de semillas.
Ello dio lugar al uso de la sal,
sabido es que la palabra salario deriva de allí, lejos de ser una solución la
medida que en un principio fue bien recibida, provocó al poco tiempo la
reacción sindical que esgrimió el problema de la humedad y la rotura de los
paquetes de sal, cuando en realidad el verdadero motivo era el perjuicio a la
salud (ya en eso tiempos los sindicalistas eran tipos con kilos de mas)
buscaron el apoyo de la asociación de hipertensos y armaron flor de protesta,
un nuevo cachetazo al intento de establecer un tipo de cambio justo que dejó a
la población a la merced de los caprichos de mercaderes y agentes de cambio
para establecer los precios, las jornadas de negocios se tornaban eternas bajo
el ardiente sol por lo cual los negociantes decidieron plantar vegetación que
los repare, así nacieron los primeros arbolitos.
Finalmente fue el jeque Odiado el Bolú quién pergeñó el cambio
en monedas y billetes, este jeque no era un tipo muy malo pero el solo verlo
provocaba urticaria, sobre todo entre sus pares y compañeros de harem. Había
aprendido de sus ancestros el arte de la emisión monetaria y alentado en
principio por los voluptuosos sindicalistas puso proa al proyecto, eso sí tanto
tiempo con estos muchachos lo incentivaron a comer a toda hora, por lo cual sus
mordidas empezaron a conocerse en el reino junto con su otra debilidad tocar la
citara (una especie de guitarra) en reuniones privadas y conciertos que
compartía con los juglares y saltimbanquis más cercanos al reino.
Una vez gordito instauró la
medida de que la gente debía tributar su peso en oro, ceremonia que se
realizaba los fines de año. Cuando la gente comenzó a quejarse decidió repartir
mediante un sorteo el 20 % de lo retenido naciendo así los sorteos del gordo en
navidad.
Toda esta perorata busca
concientizar que los precios e intercambios de divisas fueron por demás
problemáticos desde sus inicios, entonces podemos concluir en que más que decir
“precios cuidados”, sería mucho más conveniente tener “cuidado con los precios”
Soy Leo 2014
facebook: https://www.facebook.com/soy.leo.71
twitter:
@leo_delagente