En el Cementerio Municipal, frente a la bóveda que guarda sus restos, el
Intendente interino Santiago Aparicio, junto a su padre Edgardo Aló, autoridades municipales y concejales,
participó de la recordación de un nuevo aniversario de su asesinato. “Día a día vemos lo que pasa en nuestra ciudad;
ante esta problemática, no podemos permitir más que la justicia siga teniendo
los ojos vendados”, dijo Aparicio.
En el marco de la
campaña nacional contra el femicidio “Ni Una Menos”, apoyada por el Municipio,
el Intendente interino, Santiago Aparicio, junto a Edgardo Aló, padre de
Carolina -quien fuera asesinada en 1996 de múltiples puñaladas por su novio
Fabián Tablado- descubrieron una placa en su homenaje en el frente de la bóveda
que guarda sus restos.
Luego, Santiago
Aparicio destacó: “Carolina fue una víctima
más de las tantas que desgraciadamente tenemos en la Argentina. Como
funcionarios públicos, tenemos que estar acá acompañando la causa, de la que Edgardo
es la bandera, y Carolina la más conocida de todas las mujeres que sufren esta
problemática todos los días”.
“Para que esto no suceda más, debemos educar
desde pequeños a los chicos que sufren la violencia de género en sus casas:
tenemos que explicarles desde la escuela primaria que la violencia no está
bien. Seguramente debamos cambiar algunas leyes para impedir que una persona
violenta y peligrosa esté libre y termine cometiendo un femicidio. Día a día vemos
lo que pasa en nuestra ciudad; ante esta problemática, no podemos permitir más
que la justicia siga teniendo los ojos vendados. Para eso, desde nuestro lugar
como funcionarios tenemos que seguir trabajando fuertemente por la causa de
Edgardo y de otras para que no vuelva a suceder”, finalizó.
En tanto, el padre de
Carolina, Edgardo Aló, expresó: “A
partir del caso de Carolina, se empezó a hablar de restablecer las leyes
respecto a los vínculos y ahí apareció el nombre de femicidio, pero no
basta con eso. Una ley de femicidio sirve sólo para tapar un pozo porque, cuando
se aplica la ley, ya hay una muerte, y tenemos que evitar la muerte”.
Y agregó: “Fueron 19 años de lucha, de dolor,
de impotencia porque te encontrás con jueces que miran para otro lado, que
fallan en forma ridícula y no hay sentido común en sus fallos. Hoy está muy en
boga el caso de la reducción de la pena de un violador por los jueces Sal
Llargués y Piombo, porque hipotéticamente la víctima tenía determinada tendencia
sexual. Estos jueces son los mismos que ratificaron la condena del asesino de
mi hija, Fabián Tablado, por homicidio simple. En su momento dijeron: ‘no
tenemos que aplicar una mayor pena, homicidio simple está bien’ sin considerar la
alevosía, el ensañamiento, la perfidia; no consideraron ni la ley ni la verdad,
y eso no es Justicia. Creo estar en lo cierto cuando le digo al Ministro Casal
que lo que tiene en realidad es un Ministerio de Injusticia”.
Respecto a su proyecto de la Fundación
Carolina Aló, Edgardo agregó: “Hace muchos años que lo tengo, y por una causa u
otra se fue postergando. Este año nos unimos con gente que tiene el mismo dolor
y la misma fuerza. Tenemos preparados los estatutos para tramitar la personería
jurídica. La sede creo que estará en San Isidro, y contamos con la ayuda de los
Municipios de San Fernando, Tigre, San Isidro y Vicente López, para poder
llegar en un principio a toda la zona Norte, y después seguir con delegaciones
en diferentes lugares de la Provincia de Buenos Aires. La tercera etapa sería
tener delegaciones en cada una de las provincias”.
La Fundación contará con abogados,
profesionales en psicología y otros que se necesiten para ayudar a llevar
adelante las causas, que no se duerman ni se solapen. “Hay casos en los que depende
quien sea el victimario, puede terminar
siendo el inocente de la película. Nosotros lo vamos a impedir, se que vamos a
tener mucha contra porque hay cosas que no convienen, pero a esta altura de mi
vida ya no tengo pelos en la lengua. Y todo lo que voy a hacer es en el tortuoso
camino que me dejaron; tengo el destino de defender a la mujer a pesar de tener
una hija muerta”.
Edgardo Aló reconoce que estos 19 años fueron
largos, duros y pesados; una mochila muy difícil de llevar pero que se lleva obligadamente.
La realidad tendría que ser distinta. “El particular damnificado o familiar de
la víctima debería ir a su casa a hacer el duelo pero -como están las cosas-
los funcionarios no funcionan, los jueces están en otra cosa, y los abogados miran
más para el lado de la billetera que de la verdad. Como victimas, tenemos que
accionar nosotros para aportar las pruebas necesarias. A todo eso se agregan
los años, que terminan con más víctimas. Algunos padres se quedan en el camino,
otros no tienen la fuerza para seguir y hay otros como yo que me dedico a esto,
y voy a seguir con toda la fuerza, levantándome todos los días para dar batalla
pese a haber perdido la guerra” finalizó diciendo.