“Considera
las contrariedades como un ejercicio”. Seneca
Esta
semana, confirmamos algunas cosas, el asesinato de Nisman, las miserabilidades
en torno a Santiago Maldonado, no digo “desaparición” porque con todo respeto
no nos consta ese extremo al día de hoy. Y ojalá el muchacho aparezca sano y
salvo.
Pero,
no quiero comentar los diarios, quiero, y si se me permite, escribir sobre
nosotros mismos, y lo que eufemísticamente llamamos “La Grieta”.
En
la política, juegan muchas cosas, la inteligencia sin duda, la perspicacia, la
capacidad de interpretar a la Sociedad, pero también juega la “pasión”, la
identificación personal que hacemos de nuestras preferencias políticas, y esto
no es menor a la hora de analizar el fenómeno que nos aqueja cotidianamente, es decir la
incapacidad palmaria de poder escuchar al “otro”, y tratar de encontrar algún
punto de encuentro que disminuya la molestia, cuando no la indignación que nos
produce el fanatismo de los otros, aun cuando no comprendemos el propio.
Cuando
hacemos propia una idea, una ideología, un personaje de la política,
“naturalmente” despojamos al resto de la legitimidad que también tienen, no
entendemos que cada uno es capaz de inclinarse por unos u otros
independientemente si nos gusta esta determinación o no, así son las cosas, lo
entenderemos solo si nos serenamos y razonamos, que nuestras aspiraciones,
afectos, intereses, también los pueden tener otros y direccionarlos hacia
lugares diferentes a los nuestros.
Claro,
hay límites, para poder entenderlos debemos llegar a un punto de partida común.
La
política, y los políticos es un fenómeno
que nos debe interesar, ya que en un Sistema Democrático son ellos, los
políticos, que hacen “política” cuando administran, legislan, toman decisiones
que siempre nos afectan individualmente o en conjunto, nada es inocuo en la
vida social, todo, tiene que ver con nosotros directa o indirectamente.
Lugar
para los acuerdos.
Debemos
entender que los “políticos”, son el fruto de nuestras determinaciones, salen
de nuestra sociedad, son de algún modo reflejo de esta, por lo tanto cuando los
criticamos nos criticamos, si entendiéramos esto ocurrirían dos cosas: nos
involucraríamos más, y seríamos más exigentes a la hora de elegir.
Pero
no, dejamos mayoritariamente nuestra “representación” en la burocracia político
partidaria, al menos hasta entrado el siglo XXI, teníamos la percepción que
había una “casta” que se encargaba de todo, nos gustaba más o menos, dejó de
haber “identificación ideológica dura” en las mayorías, y aparecieron los
intereses, los negocios, el egoísmo frente a la Política, y los Políticos, “Con
fulano me fue muy bien”, “Mengano es lo mismo que los que hace años me fue muy mal”, más o menos es así; claro, también
hay un segmento no menor que solo elije, lo que cree que es lo menos malo , en
la mala oferta electoral que hemos tenido.
Básicamente
dejamos de participar, abandonamos, no había posibilidad de producir “cambios”
ya que la maquinaria partidaria estaba en manos de señores y señoras, que
podían tener discrepancias entre ellos pero lo que los unía sin duda la idea
que ellos, sin importar el Partido, componían una “clase” cerrada y evitaban la
entrada de cualquier cosa diferente a ese status conseguido desde 1983 en
adelante, podía haber intercambio entre peronistas y radicales, socialistas y
conservadores, pero dentro del “redil” de los intereses corporativos, son una
clase, y se comportaban como una clase;
de ahí los términos “códigos”, “negociaciones”, consensos”, “arreglos” etc., y
la Sociedad afuera.
La
primera que rompe con este status, creando otro diferente es Cristina
Fernández, podremos decir por consejo de Ernesto Laclau, que instaba a la
división social como método de imponer el Populismo, pero esto es una excusa
más o menos interesada, se produjo simplemente porque la Señora Fernández, es así, una ególatra enferma,
impedida de tener empatías, más allá de sus propios intereses, con una moral, que
ahora nos enteramos muy propensa a la acumulación y el latrocinio.
Los
que la rodearon, podemos decir: coincidían con ella en esta visión
estereotipada y patológica del Poder, conozco a muchos de ellos que mostraban
signos de éstas psicopatías. Hace muchos años, durante el gobierno de Alfonsín
y que, lógicamente disimulaban porque eran parte del status que comenté antes,
pero que no han tenido ninguna dificultad de acoplarse obedientemente en ésta
Secta que podemos denominar “cristinismo”.
Por
lo tanto podemos postular, que nada profundiza más las diferencias que eliminar
las ideas del otro, despreciarlas, ningunearlas, y en esto el Cristinismo, fue
una maquina bien aceitada.
¿Teníamos
los argentinos pequeñas fisuras entre nosotros?, si claro ,pero la
administración anterior se ocupó de profundizarlas, y el cargo que les hago es
por una simple y elemental razón, la primera responsabilidad de un Gobierno es:
mantener la Unidad Nacional, respetar las diferencia, y tratar de convencer,
nunca de imponer, y en realidad la administración anterior deliberadamente nos
separa a los argentinos entre “Rectos y réprobos”, entre Progresistas, y tipos
de “Derecha”, y ésta estigmatización la impusieron desde las Cadenas
Nacionales, los Estudios de Televisión, las Cámaras Legislativas y porque no,
hasta los púlpitos de las Iglesias.
“Todo
está en todo. Todo es realmente cada cosa”.
Las
puertas de la percepción (1954) Aldous Huxley
La
nueva Administración, es diferente, muy diferente, por ejemplo no es heredera
del viejo status iniciado en 1983, no deviene ni del Radicalismo, ni del
Peronismo, tiene radicales y peronistas en su administración, pero no responde
a los métodos “políticos tradicionales”.
Esto
se evidenció desde el inicio, y generó muchísima incredulidad en una “casta
política” que se sintió desposeída, de lo que naturalmente creían que les
pertenecía, el monopolio del Estado.
De
ahí, se unieron en un concepto, “Gobierno de GEOS”, de “ricos”, como si ellos
no lo fueran, la diferencia era-. que los nuevos administradores podían
resistir una auditoria patrimonial seria y ellos no, algunos “intelectuales “ ,llegaron al paroxismo de
afirmar que ni Macri, ni su gobierno “sabían hacer política”, tipo Sarlo,
verdad?, la pregunta que inmediatamente me hice al escuchar este disparate:
¿cómo gobernaron la Ciudad más políticamente sofisticada desde 2007, hasta
ahora?, la respuesta fue muy simple “haciendo política”, pero de manera diferente , administrando,
mejorando la vida cotidiana de los
habitantes de la Ciudad, lo que lo catapultó a la Primera Magistratura.
Los
canales de “diálogo” con la Sociedad no fueron los Medios Tradicionales , la
TV, el Cable etc., eligió una forma más
personalizada de intercambio, las Redes Sociales, y la verdad es que logró un
éxito indiscutible, al dejar la masividad y la unidireccionalidad del mensaje,
por un intercambio más personal y directo, la Sociedad se involucró
directamente, y ahí la grieta generada mayormente por el discurso extremo del
cristinismo , se enfrentó a las respuestas individuales de una Sociedad cansada
que los ignoren , maltraten y ninguneen.
No
somos trolls, somos individuos que participamos en 140 caracteres, somos los
millones que nos expulsaron de las Unidades Básicas y los Comités que sólo cobijaban a la “burocracia
política”, somos millones que queremos ser administrados, que no necesitamos
“tutores” ideológicos en personajes que utilizaron la Política solo para
enriquecerse ellos, sus familias y amigos.
Incapaces
de comprender que el mundo de las comunicaciones se democratizó, que los
Periodistas de “sobre o pauta” ya no influyen en nadie, que los Editorialistas
de los Diarios importantes no determinan la agenda, y en muchos casos se han convertido
en “comentaristas de las Redes”, a ellos también la “revolución de las
comunicaciones en Red”, los ha sorprendido, y no gratamente, por cierto.
Los
argentinos no queremos “Grietas”, queremos discutir, debatir, con iguales, y
somos iguales, podemos dejar la “chicana” por el argumento, la “agresión” por
las ideas, podemos y básicamente queremos, porque en realidad no hay manera ya
de evitarlo.
Pertenezco a una generación que “peleó”, “luchó”,
términos que hoy usan para enfrentar a esta Administración Democrática, quienes
no entienden nada, nosotros luchamos contra autoritarismos, cuando se llegó al
sufragio remplazamos la “lucha”” por las ideas, y lo agonal de la política, por
lo racional del consenso.
La
única diferencia que no podemos zanjar, es entre honestos y quienes no lo son,
defender a una Administración que “amplió derechos” , que visualizó a los que
menos tienen , que movilizó a la Juventud, está muy bien, coincido en éstos logros, y los apoyo.
Pero
no entender que esa misma Administración fue la responsable del mayor
latrocinio a las Arcas del Estado, del 30% de pobreza creciendo a tasas Chinas,
que no generó ninguna política activa contra el narcotráfico, sino muy por el
contrario, lo facilitó; que nos aisló del Mundo, impidiendo oportunidades de
inversión y trabajo a millones, y que como “broche de oro”, negoció de manera
trasnochada e indigna con un País agresor, por unas monedas, que para ocultar
éste hecho le mintió a quien se le puso delante, y hoy es sospechada de un
Magnicidio, es un límite que hombres y mujeres honestos no deberían pasar.
Escuchar
balbuceos patéticos de personajes inmorales que hacen malabares dialécticos
para explicar lo inexplicable, no debería ser más que la confirmación que los
hombres y mujeres de bien que han apoyado al gobierno anterior, deben hacer una
alto, y razonar; esto contribuiría a cerrar “la grieta” que no es patrimonio de
la Sociedad, sino un fenómeno iniciado por fanáticos, para ocultar sus delitos
y desvaríos.
Para
finalizar: sé, porque tengo los años
suficientes y la experiencia para entender que más pronto que tarde, y en
silencio, millones que hoy apoyan la administración anterior, reflexionarán; el
deber que tenemos quienes nunca la hemos apoyado, es no recordárselos, y
alegrarnos del cambio de ideas, si se produce, y no pensar que este fenómeno es
un Partido de fútbol, que podemos recordar alguna derrota del equipo adversario
con ironía, no.
La
Sociedad ha vivido una tragedia, estamos saliendo de ella, seamos maduros y
recibamos en silencio a quienes indudablemente cambiarán de opinión, y
esperemos que la Justicia pronto
responsabilice a quienes deben hacerlo para ayudar en este compromiso de
unir a los argentinos.
Los
abrazo fraternalmente.
Dr. Guillermo Eugenio Banzas
Abogado, Docente Universitario