El 25 de enero de 1997, el reportero gráfico de la revista Noticias fue secuestrado, torturado y asesinado en una cava de General Madariaga, luego de haber fotografiado al empresario Alfredo Yabrán, señalado como el jefe de una mafia enquistada en el poder. Su muerte generó una fuerte reacción social y política, que derivó en cambios en el gobierno de Carlos Menem y en la derrota del peronismo en las elecciones de 1999.
El crimen de José Luis Cabezas sigue
siendo uno de los casos más emblemáticos de la historia argentina, no solo por
la brutalidad con la que fue ejecutado, sino también por el contexto político y
económico en el que se produjo, y por las consecuencias que tuvo en la opinión
pública y en la defensa de la libertad de expresión.
Cabezas era un joven fotógrafo de 35
años, que trabajaba desde 1989 en la revista Noticias, una de las publicaciones
más críticas del menemismo. En el verano de 1996, logró captar la primera
imagen pública de Alfredo Yabrán, un poderoso empresario que manejaba negocios
multimillonarios vinculados al correo, la seguridad y el transporte, y que
había sido acusado por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, de
ser el "jefe de una mafia enquistada en el poder".
La foto de Yabrán, que apareció en la
tapa de la revista el 3 de marzo de 1996, fue un golpe periodístico que molestó
al empresario y a sus allegados, que intentaron evitar que se difundiera su
rostro. Según la investigación judicial, Yabrán ordenó a su jefe de seguridad,
Gregorio Ríos, que se vengara del fotógrafo y le diera "un
escarmiento".
Un año después, Cabezas volvió a
Pinamar para cubrir la temporada de verano, donde se encontraban políticos y
empresarios. El 25 de enero de 1997, asistió a la fiesta de cumpleaños del
empresario Oscar Andreani, donde también estaba Yabrán. Al salir de la fiesta,
Cabezas fue interceptado por un grupo de hombres armados, que lo subieron a un
Ford Fiesta blanco y lo llevaron a una cava cercana a General Madariaga. Allí
lo golpearon, le dispararon dos tiros en la cabeza y le prendieron fuego al
auto con su cuerpo adentro.
El hallazgo del cadáver calcinado de
Cabezas causó una gran conmoción en la sociedad, que se movilizó masivamente
para reclamar justicia y repudiar el atentado contra la libertad de prensa. El
crimen también tuvo un fuerte impacto político, que afectó al gobierno de Menem
y al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, que eran
aliados de Yabrán. Ambos tuvieron que hacer cambios en sus gabinetes y
enfrentar el desgaste de su imagen pública. El caso Cabezas fue uno de los
factores que influyó en la derrota del peronismo en las elecciones legislativas
de 1997 y en las presidenciales de 1999, donde Duhalde perdió frente a Fernando
de la Rúa.
La justicia tardó tres años en llegar
al juicio oral y público, donde se condenó a prisión perpetua a los cuatro
integrantes de la banda "Los Horneros" de La Plata, que participaron
del secuestro y el asesinato de Cabezas, y a Ríos, como el instigador del
crimen. También fueron condenados a perpetua cuatro policías que colaboraron
con la banda, entre ellos el exsargento Gustavo Prellezo, que fue el autor
material de los disparos. Sin embargo, todos los condenados lograron acceder a
beneficios penitenciarios y recuperaron la libertad condicional o definitiva
entre 2010 y 2018. El único que murió fue Yabrán, que se suicidó en 1998,
cuando estaba a punto de ser detenido.
A 27 años del crimen de Cabezas, su familia, sus colegas y las organizaciones de derechos humanos y de prensa seguimos reclamando justicia y memoria, y denunciamos la impunidad de los asesinos. Cada año, se realizan actos y homenajes en distintos puntos del país, para recordar al fotógrafo y reivindicar su trabajo. Su figura se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad de expresión y el periodismo independiente, que enfrenta los poderes fácticos y las mafias que amenazan la democracia.
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