El reconocido dirigente radical moronense
Javier Argolo recordó que un 17 de Febrero nacia “El Maestro” Juan Carlos
Pugliese de esta manera:
Hombre fundamental en el
Congreso de la Nación en la vuelta de la democracia en la República Argentina. Hoy
al cumplirse un nuevo aniversario de su natalicio, recordamos a esta gran
persona y político oriundo de Tandil que dejo una huella indeleble que se
mantiene hasta hoy en día y que fue un actor esencial en la vuelta a la
democracia.
Pugliese conocido por su apodo
“El Maestro” fue de un gran Político de la Argentina y un actor político de
gran importancia en la vuelva y consolidación de la democracia.
Su figura se hace cada vez más
grande cuando la comparamos con los políticos actuales, sobre todo en el
Congreso de la Nación donde se destacó.
Pero todos lo recordamos por
ser el primer presidente de la Cámara de Diputados de la Nación en el periodo
inicial de la democracia entre 1983 y 1989. No era ese su primer cargo público,
ya que ostentaba un respetable “cursus honorum”.
Militó desde muy joven en la
Unión Cívica Radical, muy cerca del sector inspirado por Moisés Lebensohn. Fue
senador provincial por la 5ta. Sección Electoral por la UCR y luego
convencional nacional constituyente en 1957 por la UCR del Pueblo.
En 1963 se convirtió en
Diputado Nacional pero, al año siguiente, debió renunciar a su banca al ser
designado por el Presidente de la República Argentina Arturo Umberto Illia,
como Ministro de Economía de la Nación, cargo que ocupó hasta el fatídico Golpe
de Estado Cívico-Militar del 28 de Junio de 1966.
Durante su exitosa gestión que
completó la de su predecesor Eugenio Blanco, el Producto Bruto Interno Nacional
creció del 2% al 9, 5% (en especial en el sector industrial), se incrementaron
las reservas y disminuyó la deuda externa, interviniendo activamente el Estado
para regular precios. En cuanto a los trabajadores, sus salarios crecieron del
36% al 41,10%, y bajó la desocupación del 9% al 5 %».
Más tarde, en 1973, fue
electo, por la Unión Cívica Radical, como Senador Nacional de la Provincia de
Buenos Aires, pero su período legislativo se vio interrumpido por el nuevo
Golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976. Su actuación legislativa fue siempre
destacada. Durante la dictadura militar desplegó una valiosa actividad en la
clandestinidad política, destacándose el Congreso de Economía de la UCR de
1980.
Tras apoyar la candidatura
presidencial de Raúl Alfonsín le tocó encabezar la lista de diputados
nacionales radicales por la provincia de Buenos Aires. El presidente electo le
había encomendado durante la campaña tomar la cartera de Defensa en caso de
triunfar en los comicios de 1983. Finalmente, Pugliese decidió quedarse en el
Parlamento para cumplir una misión esencial, presidir la llamada Cámara joven.
De aquel periodo se recuerda la sanción de las leyes fundamentales de la
consolidación de las instituciones democráticas (derogación de la autoamnistía
militar, Reforma al código de justicia militar, Patria potestad compartida, ley
de divorcio vincular, ley de defensa de la democracia, ley de defensa nacional
y ley de seguridad interior, entre otras).
Su capacidad intelectual, su
voluntad férrea y su proverbial actitud de diálogo y respeto hacia la oposición
le valieron ser reelecto en el cargo sucesivamente y ganarse el respeto de sus
adversarios además de sus correligionarios. Todos lo apodaban «el viejo
maestro».
En 1989, tomó licencia en su
banca brevemente para ocupar, primero, el Ministerio de Economía y, luego, el
del Interior, por pedido de su amigo el Presidente Alfonsín, en uno de los
momentos más dramáticos de la transición democrática. Ambos encargos fueron
cumplimentados con dignidad y patriotismo por Pugliese. Dotado de la retórica
de otros tiempos, durante la crisis cambiaria de febrero de 1989 se hizo famosa
su frase: «les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo».
En 1991 fue candidato a
gobernador de la provincia de Buenos Aires junto a Norberto García Silva.
Vivió su vida y desarrolló su
acción cívica conforme a convicciones. Sostenía una suerte de imperativo ético,
en lo cual había una coherencia total entre lo que decía y lo que hacía.
Esas convicciones y valores
que guiaron su vida perfilaron el reconocimiento de su figura y están
vinculados a lo esencial de la identidad de la UCR.
Se fue como vivió y se lo
recordara como el Maestro.
Lic. Javier Argolo.