En la Laguna Setúbal se vivió
mucho más que una competencia: fue un homenaje al esfuerzo y la pasión de
atletas que dejaron todo para llegar a la meta. Romina Biagioli volvió a lo más
alto, Thomas Castañeda brilló para San Juan y el santafesino Bautista Arbizu
emocionó al público local. Una jornada que recordó por qué el deporte es
sinónimo de superación.
Santa Fe fue el epicentro de
la emoción deportiva con la prueba de triatlón en los Juegos Argentinos de
Alto Rendimiento (JADAR) 2025. La Laguna Setúbal, la Costanera Oeste y la
Costanera Este fueron testigos de un verdadero espectáculo en el que atletas de
todo el país dieron una lección de coraje y sacrificio.
El circuito no perdonó a nadie: 750 metros de natación, 20 kilómetros de ciclismo y 5 kilómetros de pedestrismo que pusieron a prueba el cuerpo y la mente de cada competidor. Sin embargo, el público santafesino acompañó cada brazada, cada pedalada y cada zancada, transformando la jornada en una fiesta.
“Me sentí fuerte y estable.
Era el momento de probarme, de volver a sentir esta adrenalina”, expresó la
cordobesa Romina Biagioli, flamante campeona nacional y referente del
triatlón argentino, quien llegó a Santa Fe luego de superar una dura etapa de
lesiones. Para Biagioli, esta carrera fue más que una medalla: fue la
confirmación de que está lista para los próximos Juegos Suramericanos 2026,
que se realizarán en la misma ciudad.
En el podio femenino la acompañaron María Candela Miranda Vázquez (Chubut), que se quedó con la plata, y María Emilia Vargas (Mendoza), que se llevó el bronce. En la rama masculina, el sanjuanino Thomas Castañeda se consagró campeón, seguido por Martín Reynoso (Buenos Aires) y el cordobés Fabricio Pavoni.
Pero el momento más emotivo de
la jornada lo regaló el santafesino Bautista Arbizu, quien tras diez
años dedicados al triatlón logró cerrar cuarto en la prueba individual, y luego
subir al podio en la modalidad por parejas junto a Santiago De Guio. “Competir
en mi ciudad, con mis amigos y mi familia alentándome, fue algo único. Es una
recompensa a todo el esfuerzo de estos años”, aseguró Arbizu visiblemente
emocionado.
En las pruebas por equipos,
Buenos Aires se quedó con el oro masculino gracias a la dupla Reynoso–Lucoratolo, seguido por Córdoba con Pavoni y Barraza. En la rama femenina,
Córdoba arrasó con Biagioli y Brower en lo más alto, mientras que Buenos Aires
(Rosso y Merlo) y Mendoza (Vargas y Ghiretti) completaron el podio.
Más allá de los resultados, el triatlón dejó en claro que el deporte argentino está vivo y que su mayor fortaleza está en el compromiso de sus atletas. Cada uno de ellos cargó con meses de entrenamientos, madrugones, sacrificios personales y hasta lesiones para llegar hasta aquí. Y el aplauso de la gente fue el reconocimiento más justo para quienes hicieron de esta jornada una verdadera celebración del esfuerzo y la pasión.
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