Por: Román Reynoso
Este domingo, 7 de septiembre,
las urnas se abrirán en nuestra provincia para una nueva cita con la
democracia. Desdobladas de la elección nacional, estas elecciones locales, que
definirán el futuro de nuestro municipio y nuestra sección, nos invitan a reflexionar
sobre un acto que, si bien a menudo se percibe como rutinario, es en realidad
un derecho conquistado con esfuerzo y un faro para el rumbo de nuestra
comunidad.
No es un secreto que el
descreimiento en la clase política es una constante en la conversación pública.
La apatía, la desilusión y la sensación de que “nada cambia” son sentimientos
genuinos y comprensibles. Sin embargo, precisamente en este contexto, el acto
de ir a votar adquiere una relevancia monumental. Votar no es solo elegir a un
candidato; es reafirmar nuestra soberanía como ciudadanos y recordar que el
poder reside, en última instancia, en las manos de quienes habitan el
territorio.
La democracia en nuestro país
no fue un regalo. Fue una victoria. La reconquista de la libertad y los
derechos cívicos en 1983 marcó un antes y un después, permitiéndonos dejar
atrás años de oscuridad para construir una sociedad donde la voz de cada persona
pudiera ser escuchada en las urnas. Este domingo, ese legado nos convoca.
Ignorar la urna es, en cierto modo, darle la espalda a la lucha de quienes nos
precedieron para que hoy podamos ejercer este derecho fundamental.
Piensa en los temas que te
importan: la seguridad en tu barrio, el estado de las calles, la calidad de la
educación en las escuelas locales, la planificación urbana de nuestro
municipio. ¿Quién tomará las decisiones sobre estos asuntos? La respuesta está
en la boleta. El voto es la herramienta más poderosa que tenemos para influir
directamente en la realidad que nos rodea. Es la diferencia entre ser un
espectador pasivo y un actor protagónico.
La participación ciudadana no
se limita a elegir, sino que también es un mecanismo de rendición de cuentas.
Cuando votamos, estamos enviando un mensaje claro a los representantes electos:
"Les hemos confiado este poder y esperamos que actúen en consecuencia."
Cada voto cuenta y cada voto construye una base de legitimidad que es
indispensable para un gobierno que aspire a ser transparente y efectivo.
El voto es un motor de cambio.
A pesar de la desilusión, la historia nos ha demostrado una y otra vez que la
participación masiva puede alterar el curso de los acontecimientos. Desde
movimientos sociales que logran visibilizar demandas, hasta resultados electorales
que sorprenden a todos los pronosticadores, la voluntad popular manifestada en
las urnas tiene la capacidad de redefinir el mapa político.
Este 7 de septiembre, te
invitamos a reflexionar sobre la importancia de tu voto. No dejes que el
cinismo te gane la batalla. Tu voto no es solo una marca en una boleta; es una
herramienta, una voz y un acto de fe en la posibilidad de un futuro mejor para
nuestra comunidad. Es tu derecho y tu deber cívico ir a votar. Es tu manera de
decir presente.