El sombrío caso de Carlos
Colosimo, el tío de las mediáticas Wanda y Zaira Nara marcó un antes y un
después en el historial de crímenes que rozan la farándula argentina. Lejos del
brillo de las pasarelas, el fisicoculturista fue condenado a una pena
ejemplar de 19 años de prisión por graves delitos de abuso sexual y
corrupción de menores. Un fallo que, en 2017, trajo un respiro de justicia
para las víctimas y sus familias.
Colosimo, quien en su momento
intentó defender su inocencia públicamente, fue hallado culpable por el
Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de San Isidro. La investigación se inició a
raíz de las valientes declaraciones de menores, compañeras y amigas de su propia
hija, quienes fueron víctimas de los aberrantes sucesos, en su mayoría
ocurridos durante visitas a la casa familiar o en el Delta.
El proceso judicial, que
incluyó la crucial toma de testimonios en Cámara Gesell, logró establecer la
responsabilidad del condenado en tres hechos de abuso sexual y uno de corrupción
de menores, este último incluso con su propia hija como víctima. La
fiscalía había solicitado una pena de 25 años, y aunque el tribunal otorgó 19,
el veredicto fue recibido como un acto de sanación y cierre para las
víctimas que lograron alzar la voz.
El caso Colosimo no solo
expuso la complejidad de los delitos intrafamiliares, sino que también puso el
foco en la necesidad de escuchar y creer a los niños, un mensaje que
resonó fuerte entre los operadores judiciales y la opinión pública. Desde su
detención en 2015, y tras la condena, el familiar de las modelos se encuentra
cumpliendo su larga pena, alejado del mundo mediático que alguna vez lo incluyó
por su parentesco.
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