El reconocido actor, tigrense
por decisión propia, hace un repaso por su vida y además cuenta cómo la ciudad
lo cambió y lo ayudó a salir adelante, luego de una serie de malos momentos por
los que atravesó.
Arrancó estudiando actuación con Julio Chávez cuando era
adolescente, pero asegura que el gran maestro de su vida fue su padre, del cual
heredó las herramientas necesarias para volcarse de lleno a la ficción.
Salpicado por una familia llena de actores, Juan Ignacio
Machado es tigrense por adopción. Llegó a la ciudad por “esas cosas del
destino” luego de un mal estado de salud y de una separación. Pero allí, en la
isla, al lado del río, volvió a conocer el amor después del amor.
“Llegué a Tigre hace quince años y me hospedé en un
hotel en la isla. Ahí conocí a mi mujer actual, Soledad. En aquel entonces ella
era muy chiquita, y quería que me fuera porque estaba enamorándose de mí y
decía que era de otro mundo. Le preocupaba que yo fuera actor y ella una chica
de la isla”, afirma Machado a sus 43 años.
Indudablemente Tigre y su mujer, 10 años menor, le
cambiaron la vida. Aún así las cosas no le resultaron nada fáciles. Soledad
le pidió que se fuera y el accedió, pero antes le pidió ir al festejo por el
Día del Isleño. “Era la única oportunidad que tenía para ver si me quedaba para
siempre”.
Afortunadamente, aquella noche al actor del “Dulce Amor”
se le dio. “Quería besarla, no me aguantaba más. Asique una vez que se concretó
nuestro primer beso, me saqué el reloj, lo paré y se lo regalé. Ahí arrancó
nuestra historia”, recuerda emocionado.
Padre de Olaf y Carolina, nombres que tiene tatuados en
sus muñecas, Machado la tuvo que remar para ser aceptado por la familia de
Soledad. “No tenía un mango, asique laburaba de coyote y lo que ganaba me
alcanzaba para los puchos y para aportar en la casa. Quedarme en Tigre fue un
romance”.
Artista todo terreno, Juan Ignacio
suele intercalar su trabajo actoral con producciones como director y productor
de teatro y cine. Además fue
tallerista en el Museo Sarmiento del Delta, dónde brindó clases de teatro a los
chicos de la zona. “Lo hacía de corazón porque me gustaba; y verlos participar en
‘Todos tenemos un plan’, la última peli que filmó Viggo Mortensen en el Delta,
me hizo sentir realmente orgulloso por lo que habíamos logrado”.
“Mostaza”, apodo que se ganó en Botineras, dónde interpretaba a
un líder barra brava, participó en numerosas películas y telenovelas como “Un
año para recordar”, “Ricos y Famosos”, “Alta Comedia” entre otras. Hace poco
terminó su papel en “Dulce Amor” y además participó en “La Dueña”, unitario
protagonizado por Mirtha Legrand.
En el Delta filmó tres películas.
Entre ellas, “El Descanso”, con la cual ganó siete premios mundiales. Además,
grabó “Umbrales”, el unitario de Lucas Blanco; y tuvo la oportunidad de viajar
a Colombia para formar parte de la mega producción de MovieCity “Lynch” junto a
Natalia Oreiro y el cubano Jorge Perugorría.
Para Machado, Tigre fue la píldora que lo ayudó a salir
adelante, superar tristezas y continuar con su vida. “Es increíble lo que
me pasó acá. Yo siento que nací en Tigre. Es mi lugar en el mundo, el lugar que
adopté. Acá aprendí a decir ‘me equivoqué’, ‘perdoname’ y está bueno
porque dignifica”.
Respecto a su futuro, el actor confiesa: “Me imagino
tranquilamente la vida sin la tele, porque es algo que no tiene fecha de
vencimiento, sino que tiene que ver con la energía de uno; y si estás mal,
nunca te va a sonar el teléfono”.
Mundo Norte