Se cumplen 30 años del
triunfo de Raúl Alfonsín y del retorno de la democracia. Desde ese momento el
país ingresó en una de las experiencias de reconstrucción institucional y política
más trascendentes de su historia.
En 2013 se cumplen 30 años
de las elecciones presidenciales y del retorno de la democracia en la
Argentina. Desde ese momento en el país se enraizaron los cimientos que
perduran y apuntalan la continuidad institucional hasta nuestros días.
Fueron tantas las medidas
que se adoptaron desde el inicio mismo de la transición que basta con recordar
solo algunas de ellas para comprender la dimensión del proyecto político que
encarnó Raúl Alfonsín y su vocación republicana.
La creación de la CONADEP,
la publicación del Nunca Más, el Juicio a la Juntas Militares, la incorporación
de numerosos tratados y convenciones de derechos humanos a nuestra legislación
interna, la igualación de las mujeres con los hombres en el ejercicio de la
patria potestad y la equiparación en derechos de los hijos matrimoniales y
extramatrimoniales fueron un claro ejemplo de los aportes realizados por el
gobierno radical en materia de derechos humanos durante el proceso de la
transición democrática.
Además, se restablecieron
los derechos relacionados con la libertad de aprender y enseñar de estudiantes y docentes, se promovió eficazmente la
integración regional, la paz y la vigencia de los derechos humanos en el mundo;
se impulsaron planes nacionales de alimentación y alfabetización dirigidos a
los sectores más desprotegidos junto al impulso del cooperativismo; se incentivó
la participación política en todos los niveles y se respetó plenamente la
libertad de expresión.
Sin embargo, en la última década,
una suerte de innoble y engañoso revisionismo histórico intenta imponer una
narración sobre la construcción de la democracia y los derechos humanos basada
en omisiones y tergiversaciones, que han desfigurado el papel trascendental del
radicalismo en el nacimiento y vigencia
de un Estado de derecho moderno.
En realidad, la UCR fue el
pilar fundamental en el proceso de transición y consolidación democrática en la
Argentina y ese camino, con avances y retrocesos de todos los gobiernos que la
sucedieron, ha sido sostenido por la sociedad hasta hoy.
Por todo ello, resulta
imperativo que el radicalismo a 30 años de la recuperación de la democracia
desarrolle actividades constantes en todo el país en las que se jerarquice el
rol que tuvo nuestra fuerza política desde su nacimiento y en particular en el
proceso de transición y consolidación definitiva de la democracia en la
Argentina.
No se trata de desconocer lo
que han hecho otros gobiernos en la materia ni de ignorar la encomiable y
valiente labor desarrollada por los organismos de derechos humanos, algunos
creados con anterioridad al golpe de Estado, como la APDH, de la que Raúl Alfonsín
fue uno de los fundadores, en 1975, cuando se luchaba contra la Triple A.
La causa de los derechos
humanos trasciende una visión retrospectiva del terrorismo de Estado. Cabe
examinar la situación actual de los derechos humanos y de no omitir el estado
de exclusión en el que se encuentran millones de argentinos que no tienen
acceso al agua potable, a la salud, a la educación, a la vivienda digna; o que
carecen de empleo. No se puede desconocer la
postergación y el hostigamiento de los Pueblos Originarios, ni la
situación de usuarios y consumidores víctimas de la corrupción; ni las
consecuencias de los graves daños de la contaminación ambiental en el país.
En síntesis, se trata de
rescatar los hechos más significativos de la reconstrucción democrática y los
aportes que ha hecho nuestro partido para su vigencia. Es necesario transmitir
a la sociedad, sobre todo a los más jóvenes que no vivieron la experiencia
democrática del ´83, la tarea que realizó
la UCR en el gobierno y de esa manera, además, hacer, justicia con la memoria.
En un momento como el
actual, repliquemos la exitosa experiencia que vivimos en 2008, cuando se conmemoraron 25 años del
retorno de la democracia y durante el
cual se desplegaron numerosas iniciativas en forma conjunta y coordinada entre
los distintos actores de la vida partidaria. Ello permitió, entre otras
cosas, rendir homenaje en vida al ex
presidente Raúl Alfonsín y reposicionar al radicalismo a través de numerosos
actos partidarios e institucionales que se realizaron a lo largo y ancho del país.
En este contexto, algunos
hechos importantes deberíamos tener en cuenta a lo largo de este año y deberían
servir de base para reivindicar la labor que ha desarrollado nuestro partido.
Las reformas promovidas por
el gobierno radical en el Código Civil se ajustaban al nuevo tiempo inaugural
de la democracia, extendiéndola al seno mismo de la vida familiar y otorgando a
la mujer los mismos derechos que al hombre para decidir sobre la vida y destino
de sus hijos. Durante este periodo se avanzó, además, en la equiparación de los
derechos de los niños, otorgándoles los mismos derechos a los hijos
matrimoniales y extramatrimoniales.
El 24 de marzo se cumplió un
nuevo aniversario del golpe de estado de 1976 y es importante que la UCR se
haya reencontrado en las calles del país, reivindicando la presencia que tuvo
nuestro partido en la lucha contra la dictadura cuando condenaba la represión,
la violación de los DDHH y reclamaba pacíficamente el retorno de la democracia.
La presencia masiva de
militantes en las marchas y movilizaciones de repudio a aquel golpe de Estado
se corresponde con el aval y el peso histórico de la UCR en la causa de los
derechos humanos y con la voluntad política de avanzar en consensos básicos y
acciones comunes con otras fuerzas políticas y sociales en la perspectiva de
encarar con éxito los importantes desafíos que tenemos los argentinos en el
siglo XXI.
Asimismo, es importante
tener presente que el próximo 10 de diciembre se cumplirán 30 años del histórico
día en el que Raúl Alfonsín asumió como presidente de los argentinos y anunció
al pueblo, desde el balcón del Cabildo, que se iniciaban “100 años de
democracia en la Argentina”. Esas expresiones, realizadas hace 30 años, en
momentos en que comenzábamos a dejar atrás la etapa mas trágica de nuestra
historia, sonaban utópicas, pero venían acompañadas del peso simbólico de la
fecha elegida por Alfonsín para asumir su mandato un 10 de diciembre en
coincidencia con la aprobación de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos por las Naciones Unidas.
Dado que este año tendrán
lugar las elecciones legislativas nacionales, provinciales y municipales, el
mejor homenaje que le podemos hacer a Raúl Alfonsín, a nuestro partido y a la
Democracia es trabajar duramente pensando en el futuro y teniendo bien presente
lo más rico y genuino de nuestra historia, porque ello permitirá recuperar la
credibilidad de la ciudadanía en la capacidad de la UCR para responder a las necesidades crecientes de nuestro pueblo,
avanzar en la senda del progreso y profundizar la democracia social en la
Argentina.-
por Leandro Despouy. Es
abogado (UBA). Desde 2002 se desempeña como presidente de la Auditoría General
de la Nación.-