Este 17
de octubre, es muy especial personalmente para mí y toda nuestra familia. Hace
unas horas hemos despedido a nuestro querido compañero, Antonio Cafiero. Sin lugar a dudas la historia
del Peronismo guarda un lugar muy importante a quién fuera ante todo, un
militante sin tiempo, leal a nuestra causa histórica hasta el último momento de
su vida. Fue testigo presencial y protagonista del nacimiento del movimiento
nacional y popular más importantes en los últimos 70 años en nuestro país. Por eso en esta oportunidad en homenaje a su
memoria y al Día de la Lealtad que celebramos hoy quisiera compartir con
ustedes su propia vivencia personal
aquel maravilloso día que quedo grabado a fuego en el corazón de nuestro
pueblo.
“Era el
17 de octubre de 1945. A eso de las doce y media comencé a presenciar un
espectáculo imprevisto. Llegaron los primero empleados de las oficinas, las
chicas que dejaban el trabajo en los talleres y marchaban tomadas de los
brazos. De pronto, racimos de muchachos con el torso desnudo y las camisas
abiertas que por primera vez se los veía
aparecer en el centro cruzaban corriendo la plaza a los gritos de ¡Viva
Perón!. No se atacaba a nadie. No había insultos. No se rompían vidrieras. Más
aún, lo que hacían era expresarse con ironía popular que, más que agredir,
humillaba a los adversarios. Sus gritos eran de una intensidad formidable.
¡Perón Presidente!. Nadie los dirigía. Todo era espontáneo. Todo eso confluía
en un ambiente de fiesta, más que de reclamo o violencia. Todos inquiriendo,
¿dónde está Perón?. (…) Una bomba de gas lacrimógeno me hizo refugiar en la
tienda el Coloso. Me quede allí largo rato viendo pasar más y más columnas. (…)
Más de uno amagaba con asomarse desde los balcones de la Casa Rosada para
calmar a la multitud, pero recibía invariablemente rechiflas y el grito de
¡Perón Sí, otro No!. Anochecía y le dije a mis compañeros: “La gente está
pacíficamente esperando pero no se va a retirar”. Sobre Avenida de Mayo se
había formado en hilera la policía montada, que de solo mirarla, daba miedo.
Venía avanzando hacia aquel mismo sector una columna de los obreros de los
mataderos de Berisso. Pero a medida que iban pasando, los policías se quedaban
quietos. Y en un momento, un policía se sacó la gorra, la tiró por el aire y
gritó ¡Viva Perón, Carajo!. Comenzó a oscurecer, se encendieron antorchas con
las hojas de los diarios y toda la expectativa estaba puesta en el Balcón de la
Casa Rosada. Se anunció que Perón esta viniendo a la Casa de Gobierno. A las 10
y 30hs de la noche llegó Perón y dialogó con Farrell, ¿qué hago con esta gente
coronel, qué tengo que hacer?. Llame a elecciones ya, le dijo Perón. Y salió al
balcón para encontrarse con la multitud que lo aclamaba. La plaza rugía ¿dónde
estuvo, dónde estuvo?. Perón inventó una respuesta pacífica porque en ese
momento su objetivo era evitar a toda costa la violencia. Nos empezamos a
desconcentrar. Llegue a mi casa. Mi madre me esperaba nerviosa y angustiada. Eran
las dos de la mañana, no había trenes, ni tranvías. ¿Cómo volviste?, me
preguntó. Caminando, le dije y agregue: “Hoy vi algo que no me voy a olvidar en
toda mi vida”. Y realmente fue así, jamás pude ni lo podré olvidar. Aquel día,
en una sola tarde, el pueblo realizó una revolución pacífica que cambiaría la
historia y fundó el partido político más importante de la Argentina”. (Del
libro Militancia sin Tiempo, mi vida en el Peronismo, Biografía oficial del Dr.
Antonio Cafiero, Editorial Planeta, diciembre de 2011).
La trayectoria
política y de vida de Antonio Cafiero da cuenta del punto de inflexión que
representó el nacimiento del peronismo para la historia de nuestra nación. Él
nos enseñó que el verdadero significado de la Lealtad es asumirnos como militantes para luchar por nuestra verdad, servirla y
seguirla por toda la existencia. Haciendo de nuestro accionar político una
herramienta fundamental para la transformación de la realidad en procura de la
felicidad del pueblo y la grandeza de la patria, construyendo los consensos
colectivos indispensables con un profundo espíritu democrático. Por eso en este
nuevo aniversario del, Día de la Lealtad, resuenan en nuestros corazones
militantes del, Peronismo de San Isidro, aquella maravillosa frase, quizá su
herencia más importante para las futuras generaciones peronistas; “El que sueña solo, sólo sueña; pero el que sueña con otros hace la
historia”.