El avatar del destino hace que en estas fechas se de una llamativa contraposición entre el comportamiento de un vicepresidente intachable y una vicepresidenta cuestionada por la justicia y en una situación sumamente compleja.
Un día como hoy hace 73 años Elpidio Gonzalez realizaba su testamento, donde quedaba plasmado su patrimonio y la consecuencia de su pensamiento con sus acciones.
El ex Vicepresidente de la Nación, Dr. Elpidio González, dos años antes de su fallecimiento ocurrido el 18 de octubre de 1951, redacta y firma en presencia del escribano José Antonio Basso su testamento el cual es conformado en escritura pública.
“Muero en la fe de mis padres en la que he vivido.
Pido ser enterrado con toda modestia como corresponde a mi carácter de católico, como hijo del seráfico padre San Francisco, a cuya tercera orden pertenezco, suplico con amor de Dios, la limosna del hábito franciscano como mortaja y la plegaria de todos mis hermanos en perdón de mis pecados y en sufragio de mi alma.
No tengo ascendientes vivos y no he tenido descendientes de ninguna naturaleza, por lo que a mi muerte y de acuerdo a la ley nadie podrá, invocando parentesco ni consanguinidad con el otorgante, reclamar al Estado favor, emolumento, beneficios o pensión alguna.
Es mi última voluntad, por otra parte, que no se decreten honores ni honras oficiales de ninguna especie. No hago institución alguna de herederos, porque no tengo ningún bien de que disponer.
Declaro además que toda mi vida pública ha sido siempre inspirada y regida por los principios y doctrinas de la Unión Cívica Radical, manteniéndome en todas las horas identificado con el pensamiento y la conducta del eminente republico doctor Hipólito Yrigoyen.
Que la Unión Cívica Radical a la cual dedique todos mis fervores y desvelos de ciudadano es una, indivisible y absoluta y que cualesquiera sean las contingencias que ella soporta sobrevivirá siempre como imperativo histórico de la conciencia democrática argentina.
Declaro que este es mi único testamento firme y valido, que revoco cualquier otro anterior y que dejo encomendado a mis amigos el doctor Silvio E. Bonardi, el señor Elvio Gabriel Anchieri y el señor Carlos Borzani el cumplimiento de estas disposiciones”.
En sus últimos años, algo alejado de la política activa, se ganaba la vida trabajaba como vendedor callejero de ballenitas, anilinas y pomadas para zapatos y rechazo en reiteradas oportunidades dinero, una vivienda y hasta una pensión vitalicia que el estado le otorgo por haber sido Vicepresidente de la Nación, argumentando que “mientras pudiera trabajar no aceptaría ayuda de la República”.
Rechazo reiteradas veces los beneficios por haber ocupado cargos públicos. Como por ejemplo la jubilación por ocupar la vicepresidencia de la nación, “A la Republica no se le cobra”.
Vivió y murió en la austeridad y en la pobreza. Pobreza de material, pero grandeza Ética.
Falleció a los 76 años de edad el jueves, 18 de octubre de 1951y su fallecimiento el gobierno decreto dos días de duelo y sus restos fueron velados en el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical y depositados en el Panteón de caídos en la Revolución del Parque de Artillería de 1890.
Sin ninguna duda Elpidio González fue un hombre que trascendió en el tiempo por su ejemplo y sus valores.
Lic. Javier M. Argolo.