“Las izquierdas aquí son diferentes a las de Europa” por Santiago Tulián - MUNDO NORTE

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02/08/22

“Las izquierdas aquí son diferentes a las de Europa” por Santiago Tulián

 “Las izquierdas aquí son diferentes a las de Europa”, me dijo un español hace unos días, mientras conversábamos sobre política. Hacía seis meses que se encontraba viviendo en Argentina. 

La actualidad, como a todos, lo empapaba de realidad todos los días: el coexistir con varios tipos de cambio sin saber el valor real de la divisa, ver cómo aumentaban los precios día tras días, notar la desigualdad que existe en todo el país, en definitiva, los cruentos problemas de nuestra economía, aunque vista desde los ojos de alguien que no creció en un marco de semejante inestabilidad. Pero, más allá de lo interesante que puede resultar analizar cómo impacta nuestra cotidianeidad económica en alguien que está acostumbrado a vivir en la certidumbre, lo que más me quedó del dialogo que tuvimos fue su afirmación sobre la estructuración del sistema político nacional. 

Su frustración al no poder explicar desde la lógica europea cómo se posicionan los partidos políticos en nuestro país. No entender bien qué es considerado de izquierda y de derecha, y cómo el empleo de estas categorías difiere sustancialmente en su país. 

Debo admitir que no me impactó su desconcierto. En un país en donde el campo político lo dominó durante décadas la “tercera posición”, es normal que la percepción sobre las ideologías políticas esté completamente tergiversada; que aquello entendido como de izquierda en España sea considerado de derecha en argentina o viceversa. Es más, hasta llegó a decirme que “quienes aquí se dicen de izquierda, en realidad toman medidas de derecha”. Y déjenme decirles que no hay dudas que está en lo cierto, ¿O acaso alguien puede dudar de que la inflación, cómo recurso para solventar las erogaciones desmesuradas del Estado, es una medida que perjudica a los más pobres? ¿Alguien puede dudar de que cerrar las importaciones y favorecer la formación de un capitalismo corporativista, en donde la ciudadanía es víctima de los monopolios locales, es una medida que perjudica a las personas que no pueden comprar en el exterior? 

¿Alguien tiene alguna duda de que los subsidios a la energía que promocionó el kirchnerismo durante doce años fue una medida que en la práctica benefició a quienes más recursos tenían? Para algunos pueden resultar confusos estos planteamientos, este nuevo escenario que se propone, porque se han acostumbrados a convivir con la distorsión ideológica que ocasionó la tercera posición durante años, sin embargo, si logran romper con esta limitación en la perspectiva van a poder interpretar las cosas de la misma manera que lo hace el joven español y, con ello, empezar a ver el espectro político con mayor claridad. Y esto resulta de suma importancia, porque corrige las impurezas del debate, permite desplazar las posiciones desmesuradas e irracionales y posicionar en el centro de la escena a las posturas moderadas, coherentes con una lógica de funcionamiento de un país republicano y democrático. Pero para ello hay que ser conscientes de esta distorsión que provoca la tercera posición; porque la tercera posición no responde a una lógica de partidos políticos de primer mundo. La tercera posición se imagina a sí misma como la única capaz de llevar los destinos de la nación. 

No existe la hipótesis de subdividir el escenario político entre posiciones de centro izquierda y centro derecha. Es la negación de la ideología tal y como la conocen en el mundo prospero. Solamente hay lugar para los propios, dado que quienes se oponen serán considerados enemigos. Está todo pensado desde una lógica autocrática.

Precisamente por eso es que resulta acertado afirmar que el desorientado no es el joven español, que no entiende el funcionamiento o que se confunde con las clasificaciones, sino quienes realmente se dejan llevar por lo que impone la tercera posición. El joven español está extremadamente orientado. Para él no es llamativo, como sí lo es para muchos, que un partido político como la Unión Cívica Radical, que en Europa sería considerado “de izquierdas” -sin desconocer que existe una parte importante del partido que está ubicada en el centro del espectro político-, esté en una coalición con un partido político como el PRO, que en el mismo continente sería considerado “de derechas”; porque si bien entiende que existen diferencias en las plataformas de cada uno y hay divergencias en las visiones sobre, por ejemplo, cómo gestionar el Estado, ambos se inscriben dentro de una lógica de sistema de partidos coherente con una democracia liberal. 

Lo que significa que una vez consolidado esa estructura política el divorcio es inevitable, pero mientras subsista la visión que pretende imponer la tercera posición, la alianza en pos de conseguir un país que en todos sus aspectos se asemeje a los del primer mundo seguirá vigente.

Hay que empezar a hablar con propiedad y entender realmente el funcionamiento político de los países a los cuales les va bien a los fines de imitarlos y con ello mejorar la calidad de vida de nuestra gente. Esto no significa que vamos a eliminar los conflictos, dado que estos países los tienen, pero sí mejoraremos sustancialmente el nivel de los mismos, serán, por llamarlo de alguna manera, “mejores problemas” los que tendremos que afrontar y superar.

Hoy, quienes aspiramos a esa lógica paradójicamente seríamos adversarios en la misma, pero es la visión arcaica de la tercera posición lo que nos obliga a ser aliados circunstanciales.

Santiago Tulián

Presidente de la Juventud Radical

de La Matanza

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