En tiempos de que los políticos están tan degradados y la política tan deslegitimada, encontramos en figuras como la de don Elpidio González un faro o una luz que refleje esperanza y que demuestre que las cosas se pudieron y se pueden hacer bien.
En sus últimos años, algo alejado de la política activa, se ganaba la vida trabajaba como vendedor callejero de ballenitas, anilinas y pomadas para zapatos y rechazo en reiteradas oportunidades dinero, una vivienda y hasta una pensión vitalicia que el estado le otorgo por haber sido Vicepresidente de la Nación, argumentando que “mientras pudiera trabajar no aceptaría ayuda de la República”.
Rechazo reiteradas veces los beneficios por haber ocupado cargos públicos. Como por ejemplo la jubilación por ocupar la vicepresidencia de la nación, “A la Republica no se le cobra”.
Vivió y murió en la austeridad y en la pobreza. Pobreza de material, pero grandeza Ética.
Su nombre se convirtió en un símbolo que perdura hoy en dia.
Lic. Javier M. Argolo.