Moisés Lebensohn, Quién fue caracterizado por José Bielicki en su libro como "El Hombre que pudo cambiar la historia" fue un ideólogo radical que se caracterizó por la intransigencia y honestidad.
Un día
como hoy hace 117 años nacía el 12 de agosto de 1907 en la ciudad de Bahía
Blanca Moisés Lebensohn.
Lebensohn,
fue un activo militante de la Unión Cívica Radical; gran organizador de la
juventud radical, herramienta fundamental para la renovación del radicalismo
para retomar la senda emancipadora definida por Hipólito Yrigoyen, de quien fue
continuador ideológico.
La
principal preocupación y tarea de Lebensohn fue darle autonomía y
sistematización a los fundamentos doctrinarios de la UCR, definiéndose como una
expresión política democrática, liberadora, popular y progresista. A pesar de
sus condiciones intelectuales y capacidad organizativa, las paradojas del
destino hicieron que Lebensohn casi no tuviera oportunidad de desempeñar cargos
electivos: solamente fue concejal en su ciudad (1936) y convencional nacional
constituyente (1949), siendo protagonista central en esa oportunidad como jefe
de la bancada radical.
Su
actuación estuvo centrada en la tarea militante y de conducción política en el
desempeño de funciones directivas partidarias en la UCR. Entre los años 1938 y
1946 fue artífice del Movimiento de la Juventud Radical que realizó cuatro
congresos nacionales, siendo los más importantes el de Córdoba (mayo de 1938) y
el de Chivilcoy (mayo de 1942). Ese "Grito de Chivilcoy" decía
Lebensohn, sacudió las adormecidas conciencias que esperaban una aurora de
redención. De allí surgieron los basamentos para la fundación del Movimiento de
Intransigencia y Renovación, el 4 de abril de 1945. Fue inspirador de la
Declaración de Avellaneda cuyos principios recogió en 1948 la Honorable
Convención Nacional del radicalismo como Bases de Acción Política y Profesión
de Fe Doctrinaria. Lebensohn fue también presidente del Comité de la UCR de la
provincia de Buenos Aires.
Combatió
los viejos métodos electorales, como la "política del servicio
personal" o clientelismo, que convertían al partido en una maquinaria
electoral dominada por caudillos que luchaban más por la conquista de prebendas
que por ideales. Lebensohn impulsó el voto directo de los afiliados para
combatir las camarillas internas. Fue el dirigente más lúcido de su generación,
por cierto, brillante, integrada por hombres de la talla de Frondizi, Balbín,
Larralde, Illia, Noblía, Sobral y Mercader. Fue un ferviente opositor al
régimen conservador fraudulento de los años treinta y también el más
inteligente crítico del peronismo.
En 1949
presidió el bloque radical en la Convención Nacional Constituyente que reformó
la Constitución Nacional de 1853/60 con sus reformas de 1866 y 1898 y dictó una
carta magna de corte cesarista que incluía la reelección presidencial
indefinida. En sus sesiones Lebensohn trabajó arduamente manteniendo la unidad
de la bancada radical, internamente dividida entre quienes apoyaban la
necesidad de actualizar la carta constitucional bajo los principios del
constitucionalismo social (intransigentes) y quienes le deslegitima y reclaman
el abandono de las sesiones (unionistas). La UCR impugnó el procedimiento de la
reforma constitucional debido a que se incumplió el artículo 30 de la Ley
Fundamental que exige que la declaración de necesidad de la reforma sea aprobada
por dos tercios del total de ambas cámaras del Congreso, y este caso se aprobó
por dos tercios de los presentes. Pero la Convención Nacional presidida por
Ricardo Rojas resolvió que la UCR participe de los comicios para la elección de
aquella Convención Reformadora en tanto no fuera una trampa autoritaria del
peronismo.
La
lucidez de Moisés Lebensohn lo llevó a trabar una armónica relación con el
presidente de la Convención Ricardo Rojas.
El punto
central de la reforma peronista era conseguir la habilitación de un nuevo
mandato presidencial de Perón mediante la modificación del artículo 77 que
impedía la reelección inmediata del presidente.
Lebensohn
encontró en ese punto un argumento magnífico para que los convencionales de la
UCR, que hasta entonces participaron de buena fe del proceso reformista pese a
las disidencias internas, abandonaran la Convención.
Luego
como consecuencia de ello Lebensohn debió afrontar la persecución, la cárcel y
la censura por su compromiso democrático y su lucha contra los abusos
totalitarios del gobierno de Perón. En 1953 fue elegido presidente de la
Convención Nacional de la UCR, donde tuvo una destacada actuación e impulsó una
política de confrontación abierta y franca al peronismo que había exacerbado
para entonces sus componentes más autoritarios y antidemocráticos, planteando
la "lucha en todos los frentes". Su salud quebrantada lo llevó a una
muerte temprana en la más absoluta pobreza el 13 de junio de 1953.
Moisés
Lebensohn fue un luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos,
incorruptible en sus ideales y ejemplar en su conducta austera y honrada.
Consagró una máxima que guió su vida y sirve de ejemplo aún hoy. El desafío del
auténtico hombre político es conjugar "doctrina para que nos comprendan y
conducta para que nos crean"
“La
libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en papeles
solamente. Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a
la libertad; y este canto maquinal es muy compatible con las cadenas y opresión
de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos
religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual a mis
conciudadanos, por qué me he de presentar de un modo que les enseñe que son
menos que yo?”.
Moisés
Lebensohn, 1940
Sin ninguna duda Lebensohn marco un gran legado, hay que recordarlo y revalorarlo en la práctica política actual.
Lic
Javier Marcos Argolo