La decisión de bajar los
aranceles a la importación de celulares y electrodomésticos beneficia a
millones de consumidores. Tiene bajo impacto en el empleo total, pero muy
elevado en Tierra del Fuego. Para facilitar su implementación es imprescindible
una estrategia de reconversión que involucre a la Nación y a la provincia.
Gran parte de la producción
nacional de celulares y electrodomésticos se encuentra en Tierra del Fuego. Por
lo tanto, el impacto en la producción y en el empleo se concentrará en la isla.
Los compradores de estos productos, en cambio, que son millones de personas
distribuidas en todo el país serán beneficiados con la reducción de precios de
celulares y electrodomésticos. Se estima que 15 millones de familias en
Argentina usan celular.
Mientras que los beneficios de
eliminar los aranceles se distribuyen en todo el país, la incidencia directa
sobre el empleo se concentra en la isla. Una manera de dimensionar
este problema es cuantificando el impacto sobre el empleo que tendrá la medida.
Según la Secretaría de Trabajo se observa que:
- Hay 6,6 millones de
puestos de trabajo asalariados privados registrados en todo el país.
- En Tierra del Fuego hay 36
mil puestos asalariados privados registrados de los cuales 6
mil corresponden a la industria electrónica.
- Es decir, la industria electrónica
de la isla genera apenas el 0,1% del empleo
formal en Argentina, pero el 17% del empleo privado
registrado de Tierra del Fuego.
Estos datos muestran que la
contrapartida de 15 millones de familias perjudicadas por tener que pagar
precios más altos por los celulares son 6 mil empleos formales generados en
Tierra del Fuego. Esto representa una fracción muy marginal del empleo total
del país, pero muy importante dentro de la isla. Por lo tanto, desmantelar
la protección a la industria electrónica tiene un beneficio alto para la
sociedad con costos acotados, pero muy concentrados en Tierra del Fuego.
Reinsertar al 17% del empleo
en otras actividades sin conflictos es un gran desafío. El punto de partida
debería ser una profunda autocrítica. Desde hace décadas gobiernos
de diferentes signos políticos, por acción u omisión, avalaron esta política
muy dañina para el país y no sustentable para la isla. Crear empleos
industriales a costa de infligir un gran costo para el bienestar del país es un
acto de irresponsabilidad. Asumir el error ayudará a no ceder a las
presiones por restablecer la protección. Es más, es recomendable también –tal
como ya lo planteó el gobierno– eliminar el régimen por el cual las empresas de
Tierra del Fuego se apropian del IVA que cobran sobre los productos que venden.
Es decir, hay que terminar no sólo con la protección de los aranceles sino
también con el subsidio tributario.
Para darle viabilidad a la
eliminación de aranceles y subsidios tributarios es imprescindible un plan de
reconversión para los trabajadores. El objetivo es distribuir de
forma más equitativa los costos de las malas políticas aplicadas hasta ahora.
En el diseño de las estrategias de reconversión también es imprescindible la
autocrítica. Por ejemplo, hay que revisar el rechazo a la industria salmonera
por motivos ecológicos cuando de manera muy hipócrita se defiende el
sostenimiento de armaderos industriales que, además de no ser ecológicos,
tampoco son competitivos. Chile demuestra que la industria salmonera puede
generar competitivamente más empleos en Tierra del Fuego que la industria
electrónica. Además, Tierra del Fuego tiene fuertes ventajas en petróleo, gas,
turismo y pesca
En un régimen federal, las transformaciones necesitan el involucramiento de los gobiernos provinciales. Por eso, al margen de que el anuncio de eliminar aranceles a los celulares se hizo en el marco de la elección local de CABA, es extremadamente pertinente y urgente convocar a una mayoría de gobiernos provinciales, no necesariamente todos, a que se sumen al proceso de transformación estructural que propone el gobierno nacional.
FUENTE: IDESA