Un día como hoy nacía Moisés Lebensohn en la ciudad
de Bahía Blanca, lo recordamos en un nuevo aniversario de su natalicio.
Lebensohn, Quién fué caracterizado por José
Bielicki en su libro como "El Hombre que pudo cambiar la historia"
fue un ideólogo radical que se caracterizó por la intransigencia y honestidad.
Fue un activo militante de la Unión Cívica Radical; gran organizador de la juventud radical, herramienta fundamental para la renovación del radicalismo para retomar la senda emancipadora definida por Hipólito Yrigoyen, de quien fue continuador ideológico.
La principal preocupación y tarea de Lebensohn fue
darle autonomía y sistematización a los fundamentos doctrinarios de la UCR,
definiéndose como una expresión política democrática, liberadora, popular y
progresista. A pesar de sus condiciones intelectuales y capacidad organizativa,
las paradojas del destino hicieron que Lebensohn casi no tuviera oportunidad de
desempeñar cargos electivos: solamente fue concejal en su ciudad (1936) y
convencional nacional constituyente (1949), siendo protagonista central en esa
oportunidad como jefe de la bancada radical.
Su actuación estuvo centrada en la tarea militante y de conducción política en el desempeño de funciones directivas partidarias en la UCR. Entre los años 1938 y 1946 fue artífice del Movimiento de la Juventud Radical que realizó cuatro congresos nacionales, siendo los más importantes el de Córdoba (mayo de 1938) y el de Chivilcoy (mayo de 1942). Ese "Grito de Chivilcoy" decía Lebensohn, sacudió las adormecidas conciencias que esperaban una aurora de redención. De allí surgieron los basamentos para la fundación del Movimiento de Intransigencia y Renovación, el 4 de abril de 1945. Fue inspirador de la Declaración de Avellaneda cuyos principios recogió en 1948 la Honorable Convención Nacional del radicalismo como Bases de Acción Política y Profesión de Fe Doctrinaria. Lebensohn fue también presidente del Comité de la UCR de la provincia de Buenos Aires.
Combatió los viejos métodos electorales, como la "política del servicio personal" o clientelismo, que convertían al partido en una maquinaria electoral dominada por caudillos que luchaban más por la conquista de prebendas que por ideales. Lebensohn impulsó el voto directo de los afiliados para combatir las camarillas internas. Fue el dirigente más lúcido de su generación, por cierto, brillante, integrada por hombres de la talla de Frondizi, Balbín, Larralde, Illia, Noblía, Sobral y Mercader. Fue un ferviente opositor al régimen conservador fraudulento de los años treinta y también el más inteligente crítico del peronismo.
En 1949 presidió el bloque radical en la Convención
Nacional Constituyente que reformó la Constitución Nacional de 1853/60 con sus
reformas de 1866 y 1898 y dictó una carta magna de corte cesarista que incluía
la reelección presidencial indefinida. En sus sesiones Lebensohn trabajó
arduamente manteniendo la unidad de la bancada radical, internamente dividida
entre quienes apoyaban la necesidad de actualizar la carta constitucional bajo
los principios del constitucionalismo social (intransigentes) y quienes le
deslegitima y reclaman el abandono de las sesiones (unionistas). La UCR impugnó
el procedimiento de la reforma constitucional debido a que se incumplió el
artículo 30 de la Ley Fundamental que exige que la declaración de necesidad de
la reforma sea aprobada por dos tercios del total de ambas cámaras del
Congreso, y este caso se aprobó por dos tercios de los presentes. Pero la
Convención Nacional presidida por Ricardo Rojas resolvió que la UCR participe
de los comicios para la elección de aquella Convención Reformadora en tanto no
fuera una trampa autoritaria del peronismo.
La lucidez de Moisés Lebensohn lo llevó a trabar
una armónica relación con el presidente de la Convención Ricardo Rojas.
El punto central de la reforma peronista era conseguir la habilitación de un nuevo mandato presidencial de Perón mediante la modificación del artículo 77 que impedía la reelección inmediata del presidente.
Lebensohn encontró en ese punto un argumento magnífico para que los convencionales de la UCR, que hasta entonces participaron de buena fe del proceso reformista pese a las disidencias internas, abandonaran la Convención.
Luego como consecuencia de ello Lebensohn debió afrontar la persecución, la cárcel y la censura por su compromiso democrático y su lucha contra los abusos totalitarios del gobierno de Perón. En 1953 fue elegido presidente de la Convención Nacional de la UCR, donde tuvo una destacada actuación e impulsó una política de confrontación abierta y franca al peronismo que había exacerbado para entonces sus componentes más autoritarios y antidemocráticos, planteando la "lucha en todos los frentes". Su salud quebrantada lo llevó a una muerte temprana en la más absoluta pobreza el 13 de junio de 1953.
Moisés Lebensohn fue un luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos, incorruptible en sus ideales y ejemplar en su conducta austera y honrada. Consagró una máxima que guió su vida y sirve de ejemplo aún hoy. El desafío del auténtico hombre político es conjugar "doctrina para que nos comprendan y conducta para que nos crean"
“La libertad de los pueblos no consiste en
palabras, ni debe existir en papeles solamente.
Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a
que canten himnos a la libertad; y este canto maquinal es muy compatible con
las cadenas y opresión de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean
libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me
considero igual a mis conciudadanos, por qué me he de presentar de un modo que
les enseñe que son menos que yo?”.
Moisés Lebensohn, 1940
Sin ninguna duda Lebensohn marco un gran legado, hay que recordarlo y revalorarlo en la práctica política actual.
Lic Javier Marcos Argolo