El rugby de San Isidro tiene
un nuevo dueño, al menos por hoy. En una semifinal que paralizó corazones y se
jugó con los dientes apretados, el San Isidro Club (SIC) dio el golpe en
"La Catedral" y venció a su eterno rival, el CASI, por un
ajustadísimo 13-9.
No fue un partido de lujos;
fue una auténtica batalla táctica, un clásico definido por la defensa y la
estrategia, donde cada metro de césped costó sangre, sudor y tackles.
Un Try-Penal que vale una
Final
El encuentro, correspondiente
a la semifinal del Top 12 de la URBA, fue un duelo de titanes donde las
defensas brillaron por encima de los ataques. El CASI, jugando en casa, intentó
imponer condiciones, pero se encontró con una muralla "Zanjera"
impasable.
El marcador se movió por la
precisión de los pateadores, manteniéndose en un tenso equilibrio durante gran
parte del juego. Sin embargo, el momento bisagra, la jugada que rompió el
partido, llegó en el segundo tiempo. La presión constante del SIC fue demasiado
para la "Academia" y, tras un esfuerzo colectivo monumental, forzó un
try-penal decisivo.
Ese golpe fue letal. El 13-9
selló el destino del clásico. El CASI lo intentó hasta el último segundo con el
orgullo herido, pero el SIC aguantó con una disciplina heroica, desatando la
locura de su gente en la tribuna visitante.
Con este triunfo épico, el SIC no solo se queda con el honor del barrio, sino que saca pasaje directo a la gran final del rugby de Buenos Aires, donde ya lo espera Newman (que venció a Belgrano en la otra semifinal). San Isidro tuvo su fiesta, y esta vez, se tiñó de azul y blanco.
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