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Carmela Moreau |
A mis correligionarios:
Me siento en la
obligación de comunicarles a mis amigos por este y otros medios que voy a dejar
la militancia activa en la Unión Cívica Radical.
Hace años que dejó de
ser la causa de los desposeídos, la lucha contra el régimen, el garante de la
institucionalidad. Hace años que se dejó de lado la militancia en pos de la
Justicia Social. Ya ni siquiera podemos jactarnos de que somos la lucha contra
el fraude ya que esa práctica deleznable surge de nuestra propia organización.
Lo más importante para mí
es aclarar que cuando hago estas apreciaciones las hago con el partido como
organización, no va dirigida de ninguna manera a los militantes que siguen
dando la pelea para que las cosas vuelvan a su cauce original. Muchos de los
cuales son mis amigos, mi familia y mis correligionarios. Pero en mi calidad de
individuo tengo derecho a tomar mis propias decisiones y entiendo que tampoco
pueden seguir existiendo en la Argentina partidos políticos donde convivan la
derecha y el conservadurismo, con la socialdemocracia y el progresismo. Los
partidos que sigan teniendo esta contradicción dentro de su propio seno nunca
van a poder tener una propuesta alternativa de país seria, creíble y sostenible
en el tiempo.
Creo en un país donde el
Estado tenga un rol activo en la remoción de los obstáculos para la plenitud de
su Pueblo. Donde vuelque la balanza a favor de los más débiles y desprotegidos.
Donde sea garantía de Libertad y Justicia, el gran desafío del gobierno de Raúl
Alfonsín, último exponente de un radicalismo grande y abierto.
Extraño un partido
dispuesto a convocar y a juntarse con quienes están cerca en la sensibilidad
social, sin perder nuestra identidad y desde las convicciones y no únicamente
desde la conveniencia.
Pero hasta tanto la UCR
no tenga al menos una visión compartida y abarcativa de País, de Nación, de
Patria seguiremos en una deriva sin solución. Reaccionando de manera
espasmódica, llena de arrebatos personales o sectoriales, pero falta de la
iniciativa política de una organización que tanto le aportó a la historia de la
Argentina cuando tuvo un destino preciso y fijó el rumbo para concretarlo.
Hemos renunciado a
nuestro rol de protagonistas resignados al de simples extras o espectadores del
proceso político cumpliendo un deslucido papel de seguidismo a otras fuerzas o
caras del poder.
Presos de nuestras
vanidades y mezquindades nos encerramos en comités cada vez más vacíos a
discutir sobre cosas que casi ya no nos importan ni a los propios radicales.
Abandonamos los
colegios, las fábricas, las comisiones de fomento, los barrios, las calles. Distantes tan lejos de la realidad que perdimos de vista aquella mirada que nos
revelaba frente a las injusticias y desigualdades. Aquella noción de partido
militante y transformador se ha dormido sin señales ciertas de volver a
despertarse.
No está en mi ánimo
desalentar a mis amigos, compañeros y correligionarios.
Aquel que descubre un
día esa sensación punzante de la militancia cumple de por vida con ese
compromiso con el otro, pero fundamentalmente consigo mismo.
En un futuro inmediato
espero participar de un espacio político desde donde poder aportar a la
búsqueda de herramientas intelectuales, técnicas y prácticas que deben
ser compartidas en su elaboración y utilización con aquellos actores políticos
y sociales- personas u organizaciones- afines a la idea de generar un cambio
positivo con miras en el equilibrio entre Libertad e Igualdad, la búsqueda de la Democracia social q aun nos debemos Democracia Social que
aún nos debemos.
Convencida de que el
camino es recuperar la militancia integral de carácter social asumo mi
compromiso de contacto vivo con las mujeres y hombres que cotidianamente
esperan aún sin saberlo que la política opere por y para ellos los cambios que
imaginan daría a sus vidas una realidad de rostro más amable.
A todos aquellos con los
que he compartido estos años; a los que me seguiré cruzando en esta búsqueda
perpetua, desde lo más profundo les doy un abrazo militante.
Carmela Moreau