Otra vez ganó el duelo y se consagró el dueño del Clásico justamente en la "Capital del Rugby" SAN ISIDRO.
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Marcos Rosasco imparable marca su Try (Foto: Lucía Merle) |
Saltan, ríen, se funden en
interminables abrazos y se emocionan una vez más. Y disfrutan, claro. Parece
imposible contener tanta alegría. Un festejo que comenzó con el pitazo final
del árbitro Pastrana y que promete ser interminable, acicalado por ese cántico
infernal que suena lacerante del otro lado.
“Un minuto de silencio,
shhh.... para el CASI que está muerto” , gritan unidos en un coro que renueva
voces a cada paso. El cotillón habitual para el gran ritual que se vive en cada
edición del clásico por excelencia del rugby nacional. En Boulogne, un reducto
que parece ser inexpugnable en esta temporada ya que allí suma nueve triunfos
consecutivos, SIC venció 31-15 y se afianzó como uno de los líderes del URBA
Top 14 junto con Hindú y el sorprendente Newman. Para CASI un fuerte llamado de
atención: sufrió la cuarta derrota seguida en este tradicional duelo (lo ganó
por última vez 21-19 en 2009) y pierde terreno peligrosamente en la lucha por
estar entre los seis equipos que irán por el título en La Plata.
Todos coinciden: es el
partido que más se disfruta jugar. Pasaron 117 ediciones (CASI ganó 59, SIC 48
y empataron 10) y 75 años de aquel primer duelo que le fue favorable a SIC por
3-0 con un penal de Felipe Meyer Arana. La combatividad de sus delanteros para
generar los espacios en el contacto directo, algunas destrezas individuales
notables (la habilidad de Marcos Rosasco para superar a cuatro rivales y
esquivar un último tackle para marcar su primer try y la ductilidad de Joaquín
Domínguez para tacklear y abrir surcos por su potencia física lanzado en ataque
son claros ejemplos) y una defensa que se ajustó cuando más se la necesitó
fueron determinantes para inclinar la balanza.
SIC tuvo un comienzo a toda
furia. Con la barranca y el viento a favor, a los 13 minutos ya ganaba 17-0 con
el mencionado try de Rosasco, otra llegada al ingoal de Juan Pablo González
Bonorino (de atropellada, tras una pelota recuperada por una mala salida de
Ricardo Gaitán) y los envíos a los palos de Bernardo Scuderi.
A CASI nada le salía bien. No
cuidaba la posesión, perdía tres lanzamientos en el line y desperdiciaba
jugadas en ataque. Para colmo, a Joaquín Palisa le jugó mal un pique en una
chance neta para try, Domínguez con un tackle abortó otra escapada de Palisa y
Panichelli falló en dos penales. Sólo logró descontar en el cierre de la
primera etapa cuando Martín Sabatté se filtró con lo justo entre la defensa.
Otra fue la historia en el
segundo tiempo. CASI mostró sus credenciales (dio buena pelea en el scrum, una
formación en la que SIC siempre logra rédito) y con ímpetu pero no tanto juego
remontó con el try de Zinani y el penal de Panichelli para acercarse 17-15.
Cabeza y concentración. Lo
que tanto se le pidió a SIC en ese tramo resurgió con fuerza. Y claro, el
bicampeón no perdonó. Un jugadón de Domínguez para cachetear la pelota y
dejarle el camino libre al try a Federico Tinari. Faltaba la frutilla del
postre: exquisito kick de Marcos Rosasco para pasar la pelota por arriba de la
cabeza de Francisco Sansot y encarar luego derechito al ingoal. La amarilla a
Panichelli aquietó a CASI, paciente para esperar el final y soportar el alocado
festejo que ya asomaba con los “Buenmozos de Boulogne”.
Fuente: Clarín SI/ Mundo Norte