Un
informe desvela el deterioro de la libertad y la amenaza a la privacidad en
Internet.
Mirando
un nuevo mapa mundial de la libertad en Internet que acaba de ser publicado, no
pude evitar sorprenderme al ver que los dos países más grandes de Latinoamérica
-Brasil y México- están clasificados como apenas “parcialmente libres”. Como
viajero frecuente a ambos países, esta descripción me parecía extraña, porque
es difícil creer que los gobiernos democráticamente electos de Brasil y México
censuren Internet, o amenacen a blogueros.
Pero
el mapa que ilustra la portada del informe de 881 páginas La libertad en
Internet 2013, publicado por Freedom House, organización dedicada a la defensa
de las libertades políticas con base en Washington, pinta los territorios de
Brasil y México de color amarillo, el mismo que usa para otros países
“parcialmente libres” como Venezuela y Ecuador.
El
estudio de la libertad en Internet en 60 países revela que solo 17 de ellos son
“libres”, incluyendo a Estados Unidos, Alemania, Japón, Sudáfrica y Argentina;
29 son “parcialmente libres”, como Brasil, México, India, Rusia, Venezuela y
Ecuador; y 14 son “no libres”, incluyendo a China, Arabia Saudí, Irán y Cuba.
Según
me explicaron sus autores, el estudio clasifica a los países según tres
parámetros principales: los obstáculos para el acceso a Internet, los límites
impuestos a los contenidos y las violaciones a los derechos de los usuarios,
incluyendo el acoso o persecución legal de usuarios de Internet. Y tanto Brasil
como México cayeron este año a esta categoría.
Brasil,
cuya presidenta Dilma Rousseff está exigiendo un nuevo sistema internacional
para regular Internet tras la revelación de que EE.UU. espía a su país -y a
ella misma- por medio de la Agencia de Seguridad Nacional, ha permitido
crecientes restricciones del derecho de expresión online mediante una nueva ley
electoral que prohíbe a los medios publicar contenidos “ofensivos” para los
candidatos tres meses antes de una elección.
Aunque
el Gobierno brasileño no censura información de Internet como lo hacen China y
Cuba, frecuentemente pide a Google, Twitter y otras empresas que eliminen
algunos contenidos. En los meses previos a las elecciones municipales de 2012
hubo 235 órdenes judiciales y 3 peticiones del Ejecutivo a Google para que
eliminara contenidos que violaban la ley electoral.
Brasil
también es uno de los tres países que pidieron más eliminaciones de contenido
de Twitter, con 16 órdenes judiciales emitidas en la segunda mitad de 2012,
según el informe.
En
el caso de México, la catalogación de “parcialmente libre” se debe mayormente
al hecho de que el país sigue siendo uno de los más peligrosos del mundo para
periodistas y blogueros, que suelen ser blancos favoritos de los carteles de
narcotráfico y el delito organizado.
Además,
hay buenas razones para sospechar que el Gobierno mexicano espía a los usuarios
de Internet, porque el Ejército mexicano ha realizado una compra secreta de
equipo de espionaje online por valor de 355 millones de dólares, con ayuda
económica de la oficina antidrogas del Departamento de Estado de Estados
Unidos. Esta tecnología de espionaje permite localizar a los usuarios y
monitorear en tiempo real los mensajes de texto y el historial de navegación,
según el informe.
En
Venezuela, el Gobierno directamente hostiga y con frecuencia cierra los sitios
web de la oposición, y persigue a los blogueros de la oposición. Hubo
interrupciones del servicio de Internet en momentos críticos durante las
elecciones presidenciales del 14 de abril y durante el recuento de votos
subsiguientes, y los sitios web de la oposición han sido bloqueado varias
veces, afirma el informe.
En
Estados Unidos, aunque el uso de Internet sigue siendo relativamente libre
comparado con el resto del mundo, los documentos de la Agencia Nacional de
Seguridad Nacional hechos públicos por Snowden revelan una amplia vigilancia
gubernamental que se desconocía hasta ahora, dice el informe.
Mi
opinión: Tal vez sea un poco injusto situar a Brasil y México en la misma
categoría de “parcialmente libre” que Venezuela y otros países que directa o
indirectamente cierran sitios web opositores, o acosan a blogueros críticos.
Irónicamente,
el informe anual de Freedom House -financiado en parte por el Ministerio de
Asuntos Exteriores de Holanda y por el Departamento de Estado de Estados
Unidos- es demasiado generoso con Venezuela. Tal vez deba incluir más colores
en su mapa, para reflejar los diferentes matices de países “libres” y
“parcialmente libres”.
Pero
el informe, en general, es revelador de las crecientes amenazas a la libertad
en Internet. Leerlo me dejó con una sensación de alarma: independientemente de
que los países sean “libres” o “parcialmente libres”, en casi todas partes
-incluyendo Brasil, México y Estados Unidos- las libertades y la privacidad en
Internet se están deteriorando rápidamente.
Andrés
Oppenheimer