Nota de Opinión
La inseguridad es fruto de la falta de políticas coordinadas de los Gobiernos Nacionales, Provinciales y Municipales que estallan de manera dramática en la misma puerta de casa.
Inseguridad es mucho más que ser víctima de un
delito, es también una plaza mal iluminada, espacios públicos o privados
abandonados, actividades comerciales marginales. También es ausencia de
agentes de policía en las calles, justicia ineficiente para sancionar los
delitos, falta de salud y educación pública.
Cuando se reúnen en la misma calle el hecho
delictivo y la sensación de que nadie nos cuida, el resultado es la
desprotección del bien más valioso: la vida. La incertidumbre que viven
millones de personas cada día: ¿volveré sano?
Cuando un ciudadano se siente desprotegido, el
Estado en su conjunto está fallando. El poder está obligado a responder tanto
en forma preventiva, para evitar el delito, como también en la represión y
posterior sanción e investigación si el delito se produce.
Gobernar es, entre otras cosas, articular los
recursos que el estado y la sociedad civil tienen para mejorar la calidad de
vida de los ciudadanos. Y esa coordinación siempre debe producirse desde las
esferas más altas del gobierno, ellos poseen los recursos institucionales y
económicos para hacerlo posible.
Un sabio profesor decía: “ La sociedad aprende de
sus errores y nada más que de sus errores” Se han cometido muchos en estos
últimos años para enfrentar al delito, es hora de aprender de esos errores
porque hay soluciones. Pero se necesita voluntad política para ejecutarlas. La
seguridad no tiene tiempos electorales y no puede depender de impactos
mediáticos o de encuestas. Necesita respuestas estructurales.
Frente a un problema cada vez más angustiante en
necesario al menos lograr tres criterios que nos permitan coordinar acciones
desde los ámbitos de gestión estatal:
- Estrategias integrales ante la violencia. Las
políticas públicas deben ser integrales por el carácter multicausal del delito
y la violencia. Un auto se roba en San Isidro, se desarma en otro municipio del
GBA,y las partes desguazadas se venden en negocios de la Ciudad de Buenos
Aires. Necesitamos una estrategia unificada del gobierno nacional, provincial,
de la Ciudad de Bs. As. y de los gobiernos municipales del Conurbano.
- Enfoque local a la normativa en Seguridad. La
Constitución Nacional establece que los gobiernos provinciales, como también el
de la Ciudad, tienen junto al poder Ejecutivo Nacional, el monopolio del uso de
las fuerzas de seguridad. Pero en los últimos años los municipios han tenido
que intervenir con mucha firmeza y muy pocos medios ante el crecimiento de los
hechos de inseguridad. De esta forma el gobierno local ya asume, sin el marco
normativo apropiado y sin los recursos necesarios, aspectos de la política de
seguridad.
Acordemos un sistema eficaz que coordine y vertebre
las fuerzas de seguridad federales, provinciales y facultemos para que puedan
crearse las policías locales en los municipios. Un sistema eficaz debe ofrecer
al ciudadano una única puerta de acceso a la protección.
- Liderazgo político. El Estado debe modernizar y
profesionalizar las fuerzas de seguridad, para hacerlas capaces de detectar y
apresar al que delinque. Es en ellos en quien tenemos que apoyarnos y a quienes
tenemos que premiar. La policía -federal, provincial o metropolitana, sencillamente
debe ser ejemplar. Hay que premiar al que lo hace bien y castigar al que lo
hace mal. De la misma manera, hay que exigirle rendición de cuentas a los
miembros del Poder Judicial que escudados en sus fueros en muchos casos se
manifiestan incompetentes para investigar, sancionar y castigar a los
delincuentes. Para esto hacen falta líderes políticos dispuestos a solicitar un
jury de enjuciamiento a un mal magistrado o bien, reconocer y estimular al buen
agente de seguridad con buenos salarios. Los recursos existen, faltan usarlos.
Coordinando esfuerzos de los diferentes gobiernos
podremos superar el estado de desprotección que hoy nos apremia.
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