UCR Bonaerense. La batalla final ha comenzado: “Construir Política para gobernar Vs. El negocio de perder”. - MUNDO NORTE

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22/06/15

UCR Bonaerense. La batalla final ha comenzado: “Construir Política para gobernar Vs. El negocio de perder”.

Se trata de una guerra fría. No declarada pero que existe. La agonía se alarga porque no se produce finalmente el enfrentamiento. Un sector no puede
sobrevivir mientras el otro exista.  En noviembre de 2013 hice circular un trabajo en el que describí  como la UCR Bonaerense había descubierto en la
política “el negocio de perder”.  Un negocio que tiene como objetivo la acumulación de Poder para un muy reducido grupo de personas que se apoderan de una estructura partidaria y desde allí negociar con quién ejerciera hegemonía política en un determinado territorio.  Esta tesis ha sido una vez más corroborada con el cierre de listas de Diputados Nacionales en nuestra provincia. En esta oportunidad la posición hegemónica no es de De Narváez, sino del PRO. En 2011 se aseguró la elección de una persona que no tiene presencia dentro de la sociedad ni en la institución parlamentaria. El anonimato político es un elemento estructural del “negocio de perder”. En el 2015, la misma persona garantizó como único activo para la UCR, su
propia reelección para la Cámara de Diputados de la Nación, ya que la introducción de Daniel Salvador a la fórmula en Provincia es el resultado de
negociación del Presidente del Comité Nacional.
El “Reelegido” no se trata de un Político con una tarea descollante, sino todo lo contrario. Nadie podría asegurar cual es el aporte para el país o el
Radicalismo como para meritar la necesidad de su reelección (no estaríamos ante un Baglini de los 80).
Es decir, se trata de un logro personal, que no tiene conexión alguna con el elemento político. La negociación desde el minuto cero es autorreferencial y una condición substancial para asegurar al partido que constituye cierta hegemonía desplazando al propio, el apoyo a su candidatura a Gobernador (del PRO).

La única forma que este resultado puede tener éxito es asegurándose previamente que el propio partido no pueda constituirse en una alternativa de gobierno. Un partido que construye política para ganar es necesariamente un partido que suma masa crítica de dirigentes y voluntades militantes o adherentes. En un espacio de participación ampliada la posibilidad de garantizar el uso personal de la estructura partidaria para beneficiarse al negociar candidaturas se diluye y hasta puede perderse. El tuerto solo puede ser Rey si se asegura que solo existan ciegos.

La UCR Bonaerense desde hace algunos años, se ocupa de construir una estrategia que asegure Poder de ese pequeño número de cuasi-dirigentes (nada dirigen) donde eliminando la hipótesis de luchar por el gobierno pasan a determinar que: 1.- Convencidos que no se puede ganar, buscan la mejor posición para perder. 2.- Así se elimina toda idea de disputar el gobierno preestableciendo que perder es la mejor la estrategia. 3.- Sobre la estrategia de perder cuanto más reducido es el espacio político, más sencillo es su control. 4.- Los operadores de quienes si tienen chances de conquistar el Poder del gobierno, pueden negociar más rápido y a menor costo, con los que controlan la “estructura partidaria”. 5.- Siendo la estrategia partidaria mantener el control de un aparato en un Partido que se reduce en afiliados, militantes y votantes; el “negocio de perder” potencia las probabilidades de quienes siguen esa estrategia. Así, cuanto más chico es el Partido, más posibilidades de control del aparato y mejor posición de negociación personal y grupal tendrán.

El Resultado de esta metodología de “hacer política” se observa muy evidente y con total impunidad bajo la siguiente secuencia: Se presentan a elecciones internas. Pueden ganar con el aparato (baja participación) un Comité. Luego de ello, lo cierran. El objetivo está logrado, obtienen el derecho a negociar algo internamente o podrán hacerlo con terceros. Se obtiene una candidatura a Concejal, Diputado o Senador  provincial. Si logran alguno
de esos cargos electivos, pasaran a lograr cierto Poder y manejo de recursos que les permitirá profundizar el modelo.  

Interin de ese desarrollo, la política y vínculo con la sociedad a la que se representa es nulo. Vemos la inacción y oímos el silencio desde las bancas en una clara estrategia de no molestar al gobernante. La palabra SCIOLI es inexistente en la acción política de la UCR Bonaerenses y sus legisladores. Es parte del “negocio de perder” no perturbar a quién puede beneficiar  al “aparato” y sus controladores con cargos en la estructura del Estado. No existe confrontación política porque no hay vocación de disputar el Poder en la Provincia de Buenos Aires.

Esquivar los problemas de la sociedad ayuda a no verse obligados a definir un programa para salir a confrontar “ideas y el Poder”.

Los dirigentes nacionales y locales (electos por la UCR provincial) han creado la ida que se puede disputar política en la Argentina intentando borrar de sus cabezas el “espacio político” llamado Provincia de Buenos Aires. Esa decir, ignorar la existencia de un territorio de disputa política donde vive el 40 % de la población argentina.

El dato más relevante es que no se define una estrategia para disputar el Poder en la Provincia de Bs. As. porque no se conoce lo que la gente de nuestro territorio piensa. No confían en la DEMOCRACIA en la que si confiaba Raúl Alfonsín. Mientras nadie construya una alternativa que confronte con el PJ en sus variables, la sociedad no tendrá oportunidad de cambiar.

El razonamiento del “negocio de perder” es inverso. Sobre la excusa de que el Peronismo es invencible, se encuentran habilitados para definir como la mejor estrategia negociar siempre con el “ganador”.

La guerra fría interna está en cada charla de dos o más Radicales desde hace mucho tiempo. Donde el problema se simplifica en que: “solo les importa zafar ellos”. Cada dos años vemos aparecer en todos lados los mismos candidatos. Que se descongelan de la vida en sociedad solo para eso: ejercer la profesión de candidatos. Entre elección y elección no sabemos qué hacen o de qué modo ganan esa pseudo representación de la sociedad en la que viven.

Desde ya que algunos resistimos y no solo hablamos para que las palabras las lleve el viento. Lo importante es escribirlo para que quede y así distinguirnos de los oportunistas.

En La Plata, hay un Político de vocación que emerge de la sociedad para representarla: Claudio Pérez Irigoyen. Tiene para mostrar que hizo de su vida
para la comunidad. Aquí hay un modelo de confrontación como candidato a Intendente, frente a los “candidatos de profesión”.

Pero esto debe extenderse. Aquí es donde tiene validez la idea de “intransigencia”. No se puede admitir que la UCR de Buenos Aires siga funcionando como una muy pequeña corporación que negocia su propia subsistencia con el que disputa el Poder en cada turno.  

Hay que definir si queremos volver a ser un Partido Político que representando a la sociedad dispute el Poder en la Provincia de Bs. As. Si queremos serlo debemos terminar la “era de los acuerdos internos que son un simulacro”. Ganar una elección interna como ficción y no poder cambiar nada al día siguiente.

Hay que terminar sin piedad política con los candidatos de profesión que viven para si mismos y edificar un proyecto de "política para gobernar" con políticos de vocación. No hay otra forma de poner fin a este bochorno de un Partido que se enamoró del “negocio de perder”.

Sergio R. Palacios. 
Abogado, Prof. Economía Política Fac. de Ciencias Jurídicas y Soc. de la UNLP. 
Presidente de la Fundación Ciencia + Democracia.

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