La formación policial consensuada y de alta calidad debe ser una política de Estado - MUNDO NORTE

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14/03/20

La formación policial consensuada y de alta calidad debe ser una política de Estado

Por Matías Lobos
Licenciado en Ciencias Políticas – Ex Subsecretario Nacional de Fronteras y de Formación Policial y Programas de Seguridad


Frente a la última convocatoria del Consejo de Seguridad Interior, surge la necesidad de unificar esfuerzos y estrategias para encarar una formación de los policías de todo el país que mejore el accionar policial cotidiano en todo el extenso territorio nacional.

Un país federal como el nuestro se encuentra frente al enorme desafío de estructurar una política de formación policial que contenga elementos formativos comunes de alta calidad; y a la vez respete las diversidades organizacionales, culturales, sociales y políticas de cada una de las 23 provincias argentinas y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es por ello que la formación policial debe pensarse y ejecutarse como política de Estado que trascienda los signos partidarios.

Durante el período 2015 – 2019 dimos pasos importantes hacia la formación policial como política de Estado. Esto fue posible a través de dos instrumentos fundamentales.
El primero de ellos fue la creación del Consejo Federal para la Formación Policial, con representación de funcionarios provinciales responsables de los institutos de formación policial de todas las jurisdicciones. A través de este Consejo se pudo lograr un consenso federal sobre un conjunto de indicadores y estándares comunes para la formación de todos los policías del país. 

Así fue como análisis del delito, defensa policial, conducción de vehículos, entrenamiento físico, a de proximidad, mediación y resolución de conflictos, fueron algunos de muchos
indicadores más avalados y consensuados de manera federal. También desde este Consejo se pusieron en marcha ciclos de nivelación pedagógica para profesores e instructores de todo el país, y se confeccionaron manuales para el dictado de las asignaturas que recogieron los comentarios y sugerencias de todos los planteles directivos de los institutos de formación policial.

El segundo consistió en trabajar junto al Instituto Nacional de Educación Tecnológica del
Ministerio de Educación de la Nación; la homologación de las carreras de agente de policía, oficial de policía, analista delictual e investigador criminal; sobre la base de los indicadores y estándares aprobados por el Consejo Federal para la Formación Policial. De esta forma se obtuvieron cuatro carreras avaladas por la autoridad educativa nacional, permitiendo que todos los consensos pedagógicos alcanzados quedaran plasmados en un entramado institucional permanente.

Desde esta reflexión; sugerimos la importancia de continuar trabajando con los dos instrumentos antes detallados, ya que los mismos permitieron un avance significativo en materia de formación policial como política de estado; imprescindible para que la mejora del sistema educativo policial se mantenga en el tiempo y progrese de manera gradual y sostenida.

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