Un 12 de marzo nacía Raúl Alfonsín, el padre de la
democracia. Su legado de honestidad, compromiso y lucha sigue vivo en cada
militante radical que trabaja por la libertad, la igualdad de oportunidades y
el fortalecimiento de nuestras instituciones.
Ser radical es creer en el diálogo, en la fuerza de
las ideas y en la política como herramienta para cambiar la realidad. Hoy
renovamos nuestro compromiso con los ideales de Raúl, reafirmando que la
democracia es nuestro bien más preciado y nuestra mayor responsabilidad.
Raúl Alfonsín fue más que un líder político; fue un
militante desde sus primeros días en su Chascomús natal. Su presidencia,
marcada por el fin de la dictadura militar en 1983, representó un hito crucial
en la historia argentina, estableciendo los cimientos de una República
democrática y participativa.
A lo largo de su trayectoria, Alfonsín enfrentó
desafíos y adversidades, pero no renunció a sus convicciones ni al compromiso
con su partido y sus ideales. Después de su mandato presidencial, continuó
siendo una voz activa en la política argentina, recorriendo el país, hablando
en comités y manteniendo un contacto cercano con sus seguidores.
Su persistencia y dedicación lo convirtieron en un
referente indiscutido dentro del radicalismo y en la política nacional. Su
capacidad para conectar con la gente, incluso en los rincones más remotos del
país, es un testimonio de su vocación y entrega a la causa que defendió toda su
vida.
Al cumplirse un nuevo aniversario de su natalicio
debemos recordarlo y honrar su legado.
Lic. Javier Argolo