<title>Crítica de "Camaleón: el pasado no cambia" – Un thriller psicológico que confronta el abuso con valentía | MUNDO NORTE

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18/04/25

Crítica de "Camaleón: el pasado no cambia" – Un thriller psicológico que confronta el abuso con valentía

Por Román Reynoso, para Mundo Norte



La miniserie argentina Camaleón: el pasado no cambia, disponible en Disney+, irrumpe en el panorama del streaming con una propuesta tan inquietante como necesaria. Protagonizada por Eugenia "China" Suárez y Pablo Echarri, esta producción de Star Original Productions, desarrollada por Kapow, combina un thriller psicológico con un drama profundamente humano, abordando el delicado tema del abuso de menores con una narrativa que equilibra intensidad emocional y reflexión social. Dirigida por Natalia Garagiola y escrita por Marcela Guerty y Pamela Rementería, la serie de seis episodios de 30 minutos se estrenó el 16 de abril de 2025 y ya genera debate por su tratamiento de un tema tan actual como doloroso.



Una trama que desentierra el pasado


La historia sigue a Sabrina Correa (Suárez), una periodista de investigación cuya vida parece idílica: un matrimonio estable con Franco (Esteban Pérez), una hija, Nina (Delfina Fernández Kubar), y una carrera consolidada. Sin embargo, este equilibrio se fractura con la reaparición de Salvador Carvallo (Echarri), un carismático artista plástico y amigo cercano de su madre, Iris (Cecilia Dopazo). Salvador, un personaje seductor pero profundamente manipulador, desentierra un trauma que Sabrina había enterrado: a los 16 años, fue víctima de abuso sexual por parte de este hombre, una relación que en su adolescencia percibió como un romance, pero que con los años comprende como una violación de su inocencia.

La serie no solo explora el impacto de este reencuentro, sino también la lucha de Sabrina por exponer la verdad en un entorno que prefiere el silencio. A medida que Salvador intenta consolidar su prestigio en Argentina, Sabrina descubre que su pasado abusivo podría repetirse con otras víctimas, lo que la lleva a enfrentarse a su propia historia y a un sistema que a menudo protege a los poderosos. La narrativa, ágil y cargada de tensión, utiliza los cuadros del artista como un símbolo recurrente, elementos que, lejos de ser meros adornos, sirven como pistas para desenmascarar al depredador.



Actuaciones que sostienen el peso emocional


Eugenia Suárez entrega una interpretación visceral como Sabrina, capturando la dualidad de una mujer fuerte en apariencia, pero fragmentada por el trauma. Su transformación física para el papel –con un look más sobrio y un cabello largo y ondulado– refuerza la evolución de su personaje, que pasa de la contención a la confrontación. Suárez logra que el espectador empatice con su dolor y su determinación, especialmente en las escenas donde enfrenta el escepticismo de su entorno.


Pablo Echarri, por su parte, se luce en un rol que rompe con su imagen de galán clásico. Su Salvador es un villano complejo: encantador, manipulador y profundamente perturbador. Echarri no cae en la caricatura; en cambio, dota al personaje de matices que lo hacen creíble y, por ende, más aterrador. El elenco secundario, con figuras como Cecilia Dopazo, Federico D’Elía y Sofía Palomino, enriquece la trama, aportando capas a las dinámicas familiares y sociales que sostienen el conflicto central.



Un mensaje valiente sobre el abuso


Camaleón: el pasado no cambia no se limita a narrar una historia de venganza personal; su mayor fortaleza radica en cómo aborda el abuso de menores desde una perspectiva madura y empática. La serie subraya la confusión que las víctimas pueden experimentar al procesar relaciones abusivas, especialmente cuando el agresor ejerce un poder carismático o social. Al mostrar cómo Sabrina reinterpreta su pasado, la narrativa invita a reflexionar sobre el consentimiento, la manipulación y las secuelas psicológicas que persisten en la adultez.

Además, la serie cuestiona la complicidad social que permite que figuras públicas como Salvador evadan la justicia. A través del personaje de Iris, la madre que idealiza al artista, y de otros que minimizan las acusaciones, se expone cómo el entorno puede perpetuar el silencio. Este enfoque resulta particularmente relevante en un contexto donde los movimientos de denuncia han amplificado las voces de las víctimas, pero aún enfrentan resistencias.




Aspectos técnicos y narrativa


La dirección de Garagiola es precisa, utilizando una paleta visual sobria que contrasta con la intensidad emocional de la trama. La fotografía, centrada en los claroscuros, refuerza la atmósfera de misterio, mientras que el guion de Guerty y Rementería mantiene un ritmo que evita los excesos melodramáticos, aunque por momentos cae en diálogos algo expositivos. La duración compacta de los episodios asegura que la historia no se diluya, manteniendo al espectador enganchado hasta el desenlace, que, sin ser predecible, ofrece un cierre satisfactorio sin sacrificar la complejidad del tema.

Conclusión

Camaleón: el pasado no cambia es un logro en el panorama de las series argentinas, no solo por su elenco estelar y su producción cuidada, sino por su valentía al abordar un tema tan sensible como el abuso de menores. Con un mensaje claro –la verdad debe prevalecer, aunque duela–, la miniserie no solo entretiene, sino que provoca y educa, recordándonos la importancia de escuchar a las víctimas y confrontar las estructuras que protegen a los abusadores. Para quienes buscan un thriller que combine intriga con relevancia social, esta serie es una cita obligada en Disney+.


Calificación: 8/10

Disponible en Disney+ desde el 16 de abril de 2025 

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