Por Román Reynoso, para
Mundo Norte
La miniserie argentina Camaleón: el pasado no cambia, disponible en
Disney+, irrumpe en el panorama del streaming con una propuesta tan inquietante
como necesaria. Protagonizada por Eugenia "China" Suárez y Pablo
Echarri, esta producción de Star Original Productions, desarrollada por Kapow,
combina un thriller psicológico con un drama profundamente humano, abordando el
delicado tema del abuso de menores con una narrativa que equilibra intensidad
emocional y reflexión social. Dirigida por Natalia Garagiola y escrita por
Marcela Guerty y Pamela Rementería, la serie de seis episodios de 30 minutos se
estrenó el 16 de abril de 2025 y ya genera debate por su tratamiento de un tema
tan actual como doloroso.
Una trama que desentierra el pasado
La historia sigue a Sabrina Correa (Suárez), una periodista de investigación
cuya vida parece idílica: un matrimonio estable con Franco (Esteban Pérez), una
hija, Nina (Delfina Fernández Kubar), y una carrera consolidada. Sin embargo,
este equilibrio se fractura con la reaparición de Salvador Carvallo (Echarri),
un carismático artista plástico y amigo cercano de su madre, Iris (Cecilia
Dopazo). Salvador, un personaje seductor pero profundamente manipulador,
desentierra un trauma que Sabrina había enterrado: a los 16 años, fue víctima
de abuso sexual por parte de este hombre, una relación que en su adolescencia
percibió como un romance, pero que con los años comprende como una violación de
su inocencia.
La serie no solo explora el impacto de este reencuentro, sino también la lucha
de Sabrina por exponer la verdad en un entorno que prefiere el silencio. A
medida que Salvador intenta consolidar su prestigio en Argentina, Sabrina
descubre que su pasado abusivo podría repetirse con otras víctimas, lo que la
lleva a enfrentarse a su propia historia y a un sistema que a menudo protege a
los poderosos. La narrativa, ágil y cargada de tensión, utiliza los cuadros del
artista como un símbolo recurrente, elementos que, lejos de ser meros adornos,
sirven como pistas para desenmascarar al depredador.
Actuaciones que sostienen el peso emocional
Eugenia Suárez entrega una interpretación visceral como Sabrina, capturando la
dualidad de una mujer fuerte en apariencia, pero fragmentada por el trauma. Su
transformación física para el papel –con un look más sobrio y un cabello largo
y ondulado– refuerza la evolución de su personaje, que pasa de la contención a
la confrontación. Suárez logra que el espectador empatice con su dolor y su
determinación, especialmente en las escenas donde enfrenta el escepticismo de
su entorno.
Pablo Echarri, por su parte, se luce en un rol que rompe con su imagen de galán
clásico. Su Salvador es un villano complejo: encantador, manipulador y
profundamente perturbador. Echarri no cae en la caricatura; en cambio, dota al
personaje de matices que lo hacen creíble y, por ende, más aterrador. El elenco
secundario, con figuras como Cecilia Dopazo, Federico D’Elía y Sofía Palomino,
enriquece la trama, aportando capas a las dinámicas familiares y sociales que
sostienen el conflicto central.
Un mensaje valiente sobre el abuso
Camaleón: el pasado no cambia no se limita a narrar una historia de
venganza personal; su mayor fortaleza radica en cómo aborda el abuso de menores
desde una perspectiva madura y empática. La serie subraya la confusión que las
víctimas pueden experimentar al procesar relaciones abusivas, especialmente
cuando el agresor ejerce un poder carismático o social. Al mostrar cómo Sabrina
reinterpreta su pasado, la narrativa invita a reflexionar sobre el
consentimiento, la manipulación y las secuelas psicológicas que persisten en la
adultez.
Además, la serie cuestiona la complicidad social que permite que figuras
públicas como Salvador evadan la justicia. A través del personaje de Iris, la
madre que idealiza al artista, y de otros que minimizan las acusaciones, se
expone cómo el entorno puede perpetuar el silencio. Este enfoque resulta
particularmente relevante en un contexto donde los movimientos de denuncia han
amplificado las voces de las víctimas, pero aún enfrentan resistencias.
Aspectos técnicos y narrativa
La dirección de Garagiola es precisa, utilizando una paleta visual sobria que
contrasta con la intensidad emocional de la trama. La fotografía, centrada en
los claroscuros, refuerza la atmósfera de misterio, mientras que el guion de
Guerty y Rementería mantiene un ritmo que evita los excesos melodramáticos,
aunque por momentos cae en diálogos algo expositivos. La duración compacta de
los episodios asegura que la historia no se diluya, manteniendo al espectador
enganchado hasta el desenlace, que, sin ser predecible, ofrece un cierre
satisfactorio sin sacrificar la complejidad del tema.
Conclusión
Camaleón: el pasado no cambia es un logro en el panorama de las series
argentinas, no solo por su elenco estelar y su producción cuidada, sino por su
valentía al abordar un tema tan sensible como el abuso de menores. Con un
mensaje claro –la verdad debe prevalecer, aunque duela–, la miniserie no
solo entretiene, sino que provoca y educa, recordándonos la importancia de
escuchar a las víctimas y confrontar las estructuras que protegen a los
abusadores. Para quienes buscan un thriller que combine intriga con relevancia
social, esta serie es una cita obligada en Disney+.
Calificación: 8/10
Disponible en Disney+ desde el 16 de abril de 2025