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08/12/25

Un billón de pesos y mandatos eternos: la radiografía de la caja sindical que expone el poder real en la Argentina




Por Román Reynoso para Mundo Norte

Un informe técnico de la consultora Zentrix revela los números detrás del modelo gremial: diez organizaciones concentran la mitad del empleo registrado y recaudan cifras astronómicas mediante descuentos obligatorios, garantizando la perpetuidad de dirigentes históricos pese a la caída de su imagen pública.

En la Argentina, el poder no siempre reside donde indica el organigrama oficial. Mientras la política discute leyes y presupuestos en el Congreso, existe una estructura paralela, consolidada durante décadas, que administra recursos equivalentes al PBI de una provincia pequeña y define la temperatura de la calle. Un reciente estudio de Zentrix Consultora, fechado en diciembre de 2025, puso luz sobre una de las cajas más opacas del sistema: el financiamiento de los grandes gremios. Los datos son contundentes y describen un modelo de "unicidad promocionada" que ha derivado en una concentración de poder económico y político sin precedentes.

El informe, titulado "El poder sindical en Argentina: estructura, financiamiento y límites a la libertad del trabajador", detalla cómo solo diez sindicatos concentran más del 50% del empleo asalariado privado bajo convenio. Pero el dato que verdaderamente inquieta al círculo rojo es el financiero: estas diez organizaciones recaudan, en conjunto, más de un billón de pesos anuales (a valores de 2025) mediante descuentos obligatorios aplicados incluso a trabajadores que no están afiliados.

La ingeniería de la "caja"

Para entender la magnitud del fenómeno, hay que desmenuzar el mecanismo. El sistema sindical argentino se sostiene sobre una arquitectura legal que permite las "contribuciones solidarias". Se trata de descuentos compulsivos pactados en convenios colectivos que obligan a pagar a todos los trabajadores de una actividad, tengan o no carnet de afiliado.

El caso de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS) es paradigmático. Con un universo aproximado de 1.260.000 trabajadores bajo convenio, el gremio que conduce el histórico Armando Cavalieri percibe una recaudación teórica anual estimada en $449.302 millones. Esta cifra surge de la retención obligatoria del 2,5% sobre el salario, una "canilla" automática de recursos que no depende de la voluntad del empleado de mostrador, sino de su mero encuadramiento laboral.

En la otra esquina del cuadrilátero, con un perfil más combativo pero igual de efectivo en la recaudación, aparece la Federación de Camioneros. La organización liderada por la familia Moyano maneja un flujo anual estimado en $117.148 millones, sostenido por un descuento del 3% sobre salarios que, en el sector logístico, son significativamente más altos que la media.

Gerontocracia y falta de alternancia

El informe de Zentrix no se limita a los números; cruza la variable económica con la política y expone lo que denomina una "autocracia organizada". La inyección constante de recursos garantizados por ley desincentiva la competencia interna y favorece la perpetuidad de las cúpulas.

Los nombres se repiten en los titulares de los diarios desde hace décadas. Cavalieri lleva casi 40 años al frente de Comercio (desde 1986); Gerardo Martínez conduce la UOCRA desde 1990; y Hugo Moyano maneja los hilos de Camioneros desde 1992. No se trata de una excepción, sino de la regla: a mayor caja y cobertura del convenio, menor es la rotación en la cúpula.

El estudio subraya que este esquema de reelecciones indefinidas se sostiene gracias a que la supervivencia financiera del sindicato está desacoplada de la adhesión real de sus bases. El dinero entra igual, voten a quien voten, o incluso si no votan.

El divorcio con la sociedad

Quizás el hallazgo más preocupante para el futuro del modelo sindical sea su crisis de legitimidad. Mientras las tesorerías gremiales gozan de buena salud, su imagen pública está en terapia intensiva. Según el Monitor de Opinión Pública de Zentrix, un 55% de los encuestados apoya una modificación de las leyes laborales y la imagen de los sindicatos es predominantemente negativa, con un rechazo que supera el 60% si se suman las calificaciones "mala" y "muy mala".

Más aún, existe un consenso social amplio (67,5%) sobre la necesidad de que la cuota sindical sea voluntaria, un reclamo que choca de frente con la estructura de financiamiento compulsivo que hoy sostiene el sistema.

Un triángulo de asimetrías

El análisis concluye que el sindicalismo argentino se asienta sobre tres asimetrías que blindan a la "casta" gremial: una asimetría de poder (pocos gremios manejan todo), una asimetría temporal (líderes eternos) y una asimetría informativa (la opacidad de los fondos).

En un país con niveles de informalidad alarmantes y salarios reales que pelean contra la inflación, el modelo sindical asegura la protección de las cúpulas, pero deja abiertos interrogantes sobre su capacidad real para representar a una clase trabajadora cada vez más fragmentada y descreída. Como periodista, la pregunta es inevitable: ¿es sostenible un sistema que recauda como el Estado, pero se gobierna como un club privado?

Fuente: Consultora Zentrix 

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