Uno de los factores que más
erosionan la competitividad es la superposición de IVA con Ingresos Brutos y
tasas municipales. Brasil, frente a similar problema, avanza en la unificación
de varios tributos en el IVA. Si Argentina no sigue por el mismo camino se
agravarán los problemas de competitividad prolongando la recesión.
Argentina adolece del mismo problema. Al IVA nacional se le superponen Ingresos Brutos provinciales y tasas municipales de Industria y Comercio. A pesar de que las consecuencias negativas son similares a las de Brasil, hasta ahora la unificación no está en agenda. Que el principal socio comercial esté en camino de resolver el problema agrega motivos para abordar el desafío de corregir una de las principales distorsiones que quita competitividad a la producción argentina.
Una de las razones que genera oposición a la unificación es que el IVA recauda 7,8% del PBI e Ingresos Brutos 4,3%. Es decir, entre ambos impuestos recaudan 12,1% del PBI, sin contar las tasas municipales. ¿Cuán desafiante es llegar a este nivel de recaudación con el IVA? Según la OECD entre los países que más recaudan con IVA están:
Hungría que con una alícuota
general del 27% recauda 9,5% del PBI.
Dinamarca que con una alícuota
general del 25% recauda 9,3% del PBI.
Finlandia que con una alícuota
general del 24% recauda 9,2% del PBI.
Estos datos muestran que para
lograr una recaudación similar a la que actualmente se genera entre IVA,
Ingresos Brutos y tasas municipales (más del 12% del PBI) habría que elevar la
alícuota de IVA por encima de la que aplican los países que más recaudan con
este tributo. En Brasil se presenta el mismo problema y es el principal motivo
de controversia en el proceso de reforma. En concreto, se cuestiona que como
consecuencia de la unificación Brasil pasará a ser el país con la alícuota
general del IVA más alta del mundo.
Se trata, tanto para Brasil
como para la Argentina, de un planteo equivocado. La unificación no aumenta la
presión tributaria, simplemente la explicita. En los costos de producción
argentinos están metidos los más de 12% del PBI que se recaudan por IVA, Ingresos
Brutos y tasas municipales. Aunque no lo perciban ni tengan conciencia de su
existencia, las familias soportan esa carga tributaria pagando mayores precios
en los bienes y servicios. Peor aún, cuando alguien exporta tiene incorporado
dentro de los costos de sus insumos Ingresos Brutos y tasas municipales que, a
diferencia del IVA, no se reintegran. Resulta muy paradójico que en un mundo
tan competitivo la Argentina “exporte” malos impuestos.
La principal ventaja de la
unificación es que permite eliminar Ingresos Brutos y la tasa municipal. Estas
imposiciones, y especialmente sus regímenes de pago a cuenta (donde el SIRCREB
es apenas uno, y no el peor, de las decenas de mecanismos que se utilizan para
adelantar el ingreso de recaudación) son extremadamente rudimentarias. Son
tributos tan primitivos que obligan a soportar muy elevados gastos
administrativos y alta inseguridad jurídica. Por estos mismos motivos son mucho
más permeables a la evasión, la elusión y a la discrecionalidad. A esto se suma
sus impactos distorsivos en la organización de la producción y
comercialización. No son tributos mejorables. Como lo asume la reforma
brasileña, la única solución es su eliminación y la única vía para hacerlo es a
través de la absorción por el IVA.
Una ventaja adicional de la
unificación en el IVA es que explicita que recaudar más de 12% del PBI con
impuestos a las ventas es una desproporción. Darle visibilidad a este problema
agrega presiones para ir más rápido en el ordenamiento del gasto público y se
ponga más énfasis en la recaudación de otros impuestos menos distorsivos. Que
Brasil, el competidor más cercano que tiene la producción nacional, haya
iniciado el proceso de unificación incrementa las urgencias. De lo contrario,
aumentarán las presiones para que la devaluación sea la que compense las
distorsiones que generan los malos impuestos.
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