Este innovador desafío, que
promueve la reconexión corporal y el empoderamiento femenino, comienza a
generar interrogantes sobre el futuro de la industria de la lencería. ¿Estamos
ante una simple moda o un cambio de paradigma en el bienestar personal?
La impulsora de este
movimiento es Romina Reicenawer, una empresaria multipotencial de origen
entrerriano y residente en España, creadora del espacio digital "La
Bitácora de Romi". Desde su cuenta de Instagram (@labitacoraderomi),
fusiona negocios, espiritualidad y creatividad, proponiendo una nueva mirada
sobre el bienestar femenino.
"El challenge surgió como
un juego dentro de una mentoría que hago para conectar mi ciclo creativo con mi
ciclo vital (menstrual), transformando mi relación con el trabajo, el dinero y
mi proyecto", explica Reicenawer. Lo que inició como una práctica personal
de más de tres años, rápidamente escaló hasta convertirse en una invitación
abierta a mujeres de todo el mundo para experimentar y redescubrir su cuerpo.
Los Tres Pilares del Desafío: Más Allá de la Ropa Interior
Según su creadora, los
beneficios de abandonar la ropa interior por 28 días son múltiples, pero se
pueden sintetizar en tres ejes fundamentales que apuntan al empoderamiento y
la autoconciencia.
1. Conexión
Profunda con el Cuerpo: "Vivimos muchas veces desconectadas,
apretadas, siguiendo mandatos de cómo ‘deberíamos’ vestirnos. El simple hecho
de sacarme la bombacha me llevó a escucharme más", detalla Romina. Esta
práctica se convierte en una herramienta para sintonizar con las necesidades y
sensaciones del cuerpo en cada fase del ciclo.
2. Comodidad
y Libertad de Movimiento: El desafío propone un quiebre con la
incomodidad de la ropa ajustada. "Dejar de usar ropa que marca o incomoda
me devolvió suavidad, ligereza y movimiento. Es un recordatorio físico de que
puedo elegir habitarme desde el disfrute y no desde la exigencia", agrega,
resignificando la comodidad como una elección consciente.
3. Epicentro
de Energía y Poder Personal: Reicenawer destaca el poder
simbólico de la zona pélvica. "La zona de nuestros órganos sexuales no
solo es biológica: también es un centro de energía creativa y vital. Sentirme
cómoda ahí me conectó con mi sensualidad, con el juego, con mi creatividad y
con la seguridad de que puedo habitar mi cuerpo sin vergüenza".
¿Una Amenaza para la Industria
de la Lencería o una Oportunidad de Evolución?
Inevitablemente, una tendencia
de esta naturaleza interpela directamente a un mercado millonario. Sin embargo,
Reicenawer no lo percibe como una amenaza, sino como una llamada de atención
para la innovación y adaptación.
"Si la industria está
atenta, podría adaptarse creando prendas que respondan a estas nuevas
necesidades de comodidad y libertad", asegura. Lejos de una visión
apocalíptica para el sector, lo plantea como una oportunidad de
diversificación. Comparte un caso de éxito cercano: "Mi mamá tiene una
lencería y, lejos de 'verse amenazada', ella misma amplió la propuesta: no solo
vende ropa interior, también ropa cómoda para estar en casa, pijamas, e incluso
tiene un sex shop".
Este movimiento, que ya es
adoptado por mujeres de todas las edades y latitudes, parece trascender la
categoría de moda pasajera. Como concluye su fundadora: "La bombacha es
solo un símbolo: lo que está en juego es animarnos a hablar, a compartir, a ser
auténticas".
La pregunta queda abierta: ¿está la sociedad preparada para priorizar la comodidad y la conexión corporal por encima de las convenciones estéticas impuestas durante décadas? El creciente engagement de este desafío sugiere que la conversación, al menos, ya ha comenzado.
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